Recibió más de 26 mil voltios en su cuerpo y vive para contarlo, aunque ahora padece de desmayos, y sueña con ser operado en Estados Unidos.
Algunos lo llaman el hombre voltio, ya que en dos ocasiones aguantó la misma cantidad de descarga eléctrica y no murió.
Roberto Echeverri, Mr. Voltio, es oriundo de la ciudad de Armenia, departamento de Quindío, Colombia, pero se ha convertido en un trotamundo, tras enrolarse en un largo peregrinaje por Latinoamérica con el único propósito de arribar a Estados Unidos y ser operado.
Aunque tiene algo más de medio siglo, a simple vista, aparenta más edad. Su primer contacto con la alta tensión fue en 1962. Para esa época, se encontraba con un grupo de amiguitos y un señor se acercó a ellos solicitando que -por 20 centavos- subieran a un poste de tendido eléctrico para bajar una cometa que había quedado atrapada entre el alambrado.
INGENUIDAD
De la propuesta osada, el único que se animó al desafío fue Roberto, quien para entonces tenía 6 años. Sólo recuerda una explosión. Recibió una descarga eléctrica de 13, 200 voltios que le causaron daños en el cráneo, garganta, tórax, espalda, ingle y en los pies.
Debido al accidente, quedó mucho tiempo hospitalizado. No se podía valer por si solo, por lo que no pudo estudiar. Se logró recuperar debido a los tratamientos y operaciones que le practicaron.
LAS AUTORIDADES
El jefe del Cuarto de Urgencias del Hospital Santo Tomás, el doctor Cruz, considera que la historia es posible y que aún en que raras ocasiones las personas sobreviven a tan altas descargas eléctricas, quedan cicatrizados con quemaduras de primer grado hasta cuarto grado.
Técnicos de la compañía Elektra Noreste consideraron que es un milagro que ese hombre esté vivo, ya que sus posibilidades ante una descarga de esa magnitud, son remotas por no decir imposible.
EL COMIENZO DE UNA CAIDA
En 1973 viajó a La Misericordia en San Pablo, Brasil, donde fue operado. Dos años después viajó a la ciudad de Arequipa, Perú, donde contrajo matrimonio, del cual nacieron sus cuatro hijos.
Para finales de la década de 1980, retorna a su natal Colombia porque una de sus hermanas se enferma. Y es cuando por segunda ocasión recibe 13, 200 voltios en su cuerpo.
A diferencia de la primera, en esta ocasión estaba colocando una antena en un edificio de Armenia (contaba con conocimientos empíricos de electrónica o radio técnico) y se presagiaba una tormenta. Entonces, las fuertes brisas echaron abajo la base de metal, la cual fue a parar al trasformador eléctrico que el tenía en la mano.
Le realizaron 20 cirugías. Su anatomía parece al mapa físico de Panamá, con todos sus relieves, cuenta Echeverri.
PERSISTEN LOS PROBLEMAS
Producto de que perdió la base del hueso parietal, nada protege el cerebro, y un golpe que reciba allí, por mínimo que fuera, puede ser fatal.
Los médicos no se han puesto de acuerdo, pero existen tres tratamientos que podrían ayudarlo a prolongarle más la vida. El primero consiste en un injerto de una prótesis de platino en la cabeza o hueso de la cadera.
EN PANAMA
Para el año 1995, estuvo en Panamá en el hospital Gorgas, pero allí le informaron que no lo podían operar porque no contaban con el equipo. Pero está dispuesto a que los galenos del Hospital Santo Tomás realicen la operación, ya que cree que aquí o en la clínica Oxford, con enlace a los Estados Unidos, sean los únicos lugares donde lo puedan operar.
RECAIDAS
Ahora tiene problemas de desmayos cada tres meses, y la última vez le dio el 9 de agosto del 2006, durante una entrevista con un delegado del Ministerio de Educación: se cayó al suelo y convulsionó, por lo que tuvieron que llevarlo al Hospital Santo Tomás, donde lo trataron.