La joven se acercó con una sonrisa amable. Extendió su mano y me ofreció una volante. En otras ocasiones tomó el papel y lo revisó. Pero ese día quité la mano en forma brusca y le di la espalda a la joven.
¿Qué había pasado?
Horas antes en la Universidad un colega me entregó dos páginas que eran una alerta ciudadana.
Allí se narraba un incidente que supuestamente sufrió el veinticinco de agosto pasado una joven, en un centro comercial.
Leí que a la joven le ofrecieron un panfleto con un catálogo de ropa. Poco después de tomarlo. ¡se sintió narcotizada!
Con dramatismo cuenta la afectada que casi no podía caminar, sintió la boca dormida y estaba un poco desorientada. Temió que la robaran o la secuestraran.
Por suerte un guardia de seguridad la auxilió.
Decía el escrito que la droga que utilizaron se llama escopolamina. Un doctor informó que esa droga la usan para robar y puede causar hasta un paro cardíaco.
¿Ya entienden ustedes por qué no tomé la volante?
Este escrito circuló por toda la Universidad y causó mucha tensión, especialmente entre las damas.
Y se agregaron varias historias donde misteriosas drogas son empleadas por maleantes para cometer sus fechorías.
Recordé que hace años un joven me contó la "gracia" que hacía.
Dijo tener un "perfumito" que cuando estaba en una discoteca, con disimulo le echaba a la joven que quería "levantar".
Muy contento con su hazaña, me indicó que la chica se sentía mareada. Entonces él la sacaba del lugar alegando que se "había tomado unos tragos de más..." ¡y la violaba!.
Yo quedé perplejo ante el descaso del joven.
Y lo peor fue que se ofreció a conseguirme el "perfumito" para que lo usara.
A punto de llamar a la Policía o pegarle, le dije para salir del paso: "gracias, pero yo soy anticuado y prefiero enamorar a una joven y no drogarla".
Otro cuento que circuló muchos años, fue el uso de una droga que los finqueros utilizan para poner en "celo" a puercas y vacas.
Se decía que en Chiriquí unos jóvenes bellacos se la pusieron a una muchacha que querían violentar. La joven no resistió y tuvo que ser hospitalizada y sufrió problemas nerviosos.
Realmente, puede que algunos de estos cuentos de drogas exóticas para robar, violar, etc. sean "leyendas urbanas".
Pero por "si las moscas" yo no pienso tomar ningún papel que me ofrezcan en la calle, por más sonrisas que tenga quien me lo ofrece.
