EDITORIAL
Se impone el diálogo
La tan esperada paralización nacional de labores en protesta por la destitución de Juan Jované y la posible privatización de la Caja de Seguro Social (CSS), se quedó a media máquina ayer, debido a la división existente entre las diversas fuerzas sociales panameñas y posturas contrapuestas.
Tanto la CONATO, la FENASEP, el SUNTRACS, las bananeras, parte de los gremios médicos y los grupos estudiantiles universitarios, efectuaron actividades tendientes a exclamar su rechazo a la aducida violación de la autonomía del Seguro Social. Los bloqueos viales no se hicieron esperar.
A pesar de la fragmentación entre los sectores gremiales, la expectativa de la movilización de grupos sindicales y obreros dejó a Panamá en tensión máxima, al punto que muchos ciudadanos llegaron tarde a sus trabajos todo por la clausura de los predios de la Universidad Nacional, los piqueteos de los obreros y las marchas de maestros hacia la Plaza Porras.
Lo más evidente de este paro general fue la actitud casi indiferente del resto de la ciudadanía, la cual a pesar de los problemas, acudió a sus labores cotidianas. De igual modo fue notable el no apoyo de los transportistas, demás sindicatos industriales y empleados particulares a la causa del futuro de la Caja del Seguro Social.
De entre todo este embrollo, nace una esperanza de diálogo entre sindicalistas y el Gobierno, gracias a la gestión del Comité Ecuménico. Los representantes de las iglesias y religiones han ofrecido un canal de negociación entre los sectores en conflicto, a fin de evitar que el problema de las paralizaciones termine por enfrentar aún más a las clases sociales panameñas.
La búsqueda de un acuerdo que evite más daño a la maltrecha imagen de Panamá, ante esta oleada de huelgas y paros escalonados, es la solución más realista y coherente.
PUNTO CRITICO |
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