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TEMAS DE ACTUALIDAD
Reflexiones impacientes
Edsel A. Wong S.
Crítica en Línea
Y continúa el bochinche originado por el futuro nombramiento del Director de la Caja de Seguro Social (CSS). Como expresamos en un escrito anterior, todas las partes se valen de leguleyadas que justifican, con cristales del color que conviene a sus intereses personales o sectarios, su cabildeo a favor del candidato de su preferencia. Esta actitud es común en nuestras democracias, las cuales son en extremo imperfectas. Cuando leemos las contribuciones al citado bochinche lo primero que nos viene a la mente es, ¿por qué no hablan del déficit financiero de la CSS o cómo se va a resolver el problema del Fondo de Invalidez, Vejez y Muerte? Estos son sólo un par de problemas vitales de la CSS y, por tanto, del país. Su solución no tolera más postergación. Reflexionamos: En verdad, nadie sabe qué soluciones tienen los candidatos. Igual se puede decir de los futuros miembros de la Junta Directiva de la CSS. Pensamos que Juan Jované se suicidó cuando afirmó que no se sentía cómodo como candidato de los médicos; que los dirigentes sindicales han extremado su agresividad en contra de un Ejecutivo que apenas se inicia; que el supuesto candidato de los empresarios ni suena ni truena y que por lo menos debería informar qué piensa hacer con los patronos que no remiten correctamente las cuotas descontadas del salario de los trabajadores; que los que abusan de los privilegios de la CSS seguirán haciéndolo; que un sector político, que siempre se promociona como el más moral, insiste en que la presidencia no tiene otra alternativa que escoger entre los dos que quedan de la terna escogida, supuestamente con todas las de la ley. A todo esto, reflexionamos también, ¿quién estará pensando, de verdad, en Panamá, en sus gentes? Cambiando de tema, estamos leyendo acerca del bochinche del nombramiento del Contralor General de la República. El tema que no desaparecerá es si el nuevo gobierno podrá recibir el apoyo legislativo necesario para cumplir su programa, en este caso, para nombrar a "su" contralor. De repente, se supone que algunos legisladores perredistas ven con buenos ojos a Antonio Domínguez, lo cual hace peligrar la escogencia de Alvin Weeden. Sin conocer personalmente a Domínguez, nos parece que sin duda él es un arnulfista fósil, que fue Director de Migración y su hijo ministro de Obras Públicas en tiempos de Pichulo. Seguidamente nos viene a la mente que los Weeden, a quienes tampoco conocemos personalmente, también son fósiles. ¿Cuándo se van a renovar las caras? Así como pensamos que los PRD deben olvidarse de Omar, MAN y Toro, sus más conspicuos autócratas, y presentar al país un cambio de actitud, igual creemos que el arnulfismo debe propulsar nuevas figuras y tácticas. Nuestra mente enfoca el posible nuevo partido, popular, que le llaman. Su aparente líder proviene del arnulfismo. Es miembro de las archiconocidas familias arnulfistas de medio siglo. El buque insignia, popular, ha sido liderado por una sola persona, por lo menos durante los últimos quince períodos presidenciales de su sector político. Estas reflexiones, producto de nuestra impaciencia por ver un avance cualitativo en la tradicional política de nuestras clases dominantes, nos llevan a respaldar el grito de cambio de Mireya y a desear que trate de gobernar por consenso. Cosa prácticamente imposible dentro del Estado de cosas de nuestra vernácula política de siempre. Pedimos disculpas a nuestros lectores por "llorar en sus hombros". Pero, quizás nuestras reflexiones de impaciencia no caigan al cien por ciento en saco roto. ¿O sí?
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