“¡No seas tan ocioso!”, le grita Katy a su pequeño de 7 años que según ella no busca oficio, y se pasa todo el día en la calle haciendo travesuras con sus amiguitos.
La ociosidad y el vicio a la televisión, son el peor enemigo del niño que está en desarrollo tanto físico como intelectual.
Para el psicólogo clínico, Isaías Madrid, la forma correcta de combatir esta apatía es incrementar la capacidad de aprendizaje, inculcando en los niños desde muy pequeños “actividades extracurriculares”.
Ya que si solamente el niño se dedica a estudiar, se queda muchas áreas sin desarrollar, por ello es importante que el niño tenga una gama de actividades dentro del periodo académico y fuera (durante las vacaciones).
Las actividades extracurriculares son de la vida cotidiana, empiezan desde que el niño nace y se va adaptando a su edad. Y va a durar hasta que las personas mueran.
Según Madrid, la diferencia entre un niño que practica actividades extracurrriculares con uno que no, son muy marcadas. Ya que el que es muy estimulados pueden producir más y llegar a prestar más atención en clase.
DEBEN CONSIDERAR
A la hora de elegir una actividad para el niño, que sea cercana a su hogar para que pueda acudir con frecuencia.
Antes de tomar una decisión se debe conversar con el niño para ver qué le gusta y qué no, al igual que deben fijarse en las actitudes que este haya desarrollado.
Si el niño se entusiasma mucho en su actividad, lo pueden utilizar como un elemento negociador tanto en el colegio como en su vida cotidiana. El padre debe estar un poco involucrado en las actividades que desarrolla su niño; ya que muchas veces lo saturan y ellos sólo pagan como si fuese una guardería. Es importante conocer a las personas encargadas del cuidado de su niño y el ambiente en que se rodea.
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