EDITORIAL
Ejemplo de Nicaragua
El exmandatario de Nicaragua, Arnoldo Alemán fue destituido ayer como presidente de la Asamblea Nacional de su país. El rosario de acusaciones de corrupción que cometió durante su gestión al frente del Ejecutivo hacía insostenible su permanencia en el poder legislativo. Se le acusa de desviar cerca de 100 millones de dólares de los fondos públicos a otros países, entre ellos Panamá.
El dinero que se debía utilizar para desarrollar proyectos para el pueblo de Nicaragua fue a engrosar las cuentas particulares de Alemán y sus allegados.
Su historia es la misma de otros mandatarios corruptos, que cuando permanecen en el poder piensan que pueden apropiarse impunemente de los dineros del Estado, sin tomar en cuenta que tarde o temprano los alcanzará el brazo de la justicia.
En América Latina hay ejemplos de sobra. Antes de Arnoldo Alemán estuvo el caso del peruano Alberto Fujimori.
Ya los tiempos en que los militares derrocaban a los presidentes han pasado. Ahora la corrupción, junto al narcotráfico, representan la mayor amenaza para las democracias.
Por más que Arnoldo Alemán se acuarteló en la Asamblea Nacional, esa inmunidad, gracias a Dios, no lo ha protegido, porque en el país centroamericano hay una verdadera intención de aplicar la justicia y frenar la corrupción.
Una nueva mayoría de la Asamblea Nacional de Nicaragua optó por respaldar las medidas del presidente Enrique Bolaños para sanear al país y que los acusados de robarse los fondos públicos enfrenten a la justicia.
Ayer 47 diputados decididos optaron por destituir a Alemán como Presidente en la Asamblea para que enfrente tres juicios. Lo sucedido en Nicaragua debe servir de ejemplo para los funcionarios que hacen de la corrupción su mayor cualidad. Tarde o temprano tendrán que pagar por sus latrocinios.
PUNTO CRITICO |
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