Estimado lector, ¿se ha sentido perseguido por su jefe? ¿Cree que él es abusivo? Si estas cosas resultan ser ciertas, permítame decirle que está recibiendo una dosis de lo que se denomina "acoso moral", un concepto que fue bautizado por la psiquiatra y psicoanalista Marie-France Irigoyen. Este es un problema que sufren millones de trabajadores, incluyendo los panameños.
En su propia definición, "acoso moral" incluye "procedimientos abusivos, palabras o sobreentendidos, gestos y miradas que, por su frecuencia y sistematización, afectan la integridad psíquica o física de una persona".
Los que practican este acoso se caracterizan por ser individuos con características perversas. Es una especie de juego donde el jefe usa a la víctima como un objeto destinado a satisfacer la propia necesidad de ejercicio del poder.
El acosador moral es una persona con características narcisistas, cuya perversión no llega a derivar en enfermedades mentales de la gravedad de una persona psicótica. Por el contrario, suelen desarrollarse exitosamente en su carrera profesional mediante una gran ausencia de escrúpulos, que les facilita el abuso de las personas que les rodean, especialmente aquéllas que se encuentran en un lugar de subordinación.
En el sector privado y público abundan estos sujetos a quienes compararíamos con papayas maduras que cuando caen del palo se desparraman. Esto quiere decir que cuando dejan de ser jefes nadie los quiere recoger del piso por la maldad que vomitaron, mientras fueron jefes. Ojalá no te ocurra a tí.