Cerca de 150 personas murieron y más de 230 resultaron heridas en una ola de violencia en Irak, cuya capital fue escenario de 11 atentados suicidas reivindicados por Al Qaeda, como respuesta a la operación contra la insurgencia de Tall Afar (noroeste), cerca de la frontera con Siria.
Los atentados, visiblemente muy bien coordinados, se sucedieron a lo largo del día a través de la capital iraquí.
"La campaña para vengar a los sunitas de Tall Afar ha comenzado", declaró la Organización de Al Qaeda en Irak en un comunicado difundido por internet, cuya autenticidad es imposible de comprobar.