FAMILIA
¡Todos fuman hierba!
James A. Inciardi
Esta profunda afirmación
no debería suponerse que alude a que todas las personas del país
fuman marihuana. Simplemente quiere decir: los policías fuman hierba.
Los agentes de vigilancia fuman hierba. Los agentes de narcóticos
fuman hierba (y la venden). Los jueces fuman hierba. Los fiscales fuman
hierba. Los plomeros, los maestros de escuela, los directores, los decanos,
los carpinteros, los veteranos de guerra minusválidos, los republicanos,
los médicos, los pervertidos y los bibliotecarios fuman hierba. Los
legisladores fuman hierba. Inclusive los autores de artículos sobre
abuso de drogas fuman hierba.
¡Todos fuman hierba!
Luego estuvo el tema de la despenalización: la remoción
de castigos penales por la posesión de pequeñas cantidades
de marihuana para uso personal. El movimiento hacia la despenalización
empezó en 1973 en Oregón, seguido por Colorado, Alaska, Ohio
y California en 1975; Mississippi, Carolina del Norte y Nueva York en 1977,
y Nebrasha en 1978. Dado que había unos 50 millones de consumidores
estimados de marihuana en Estados Unidos para fines de la década
de 1970, muchos esperaron que la despenalización y quizás
inclusive la legalización de la marihuana se volvieran un asunto
nacional, pero el movimiento súbitamente se estancó por diversos
motivos. Principalmente, el Congreso fracasó en aprobar legislación
que habría despenalizado la marihuana por estatutos federales. El
tema no había sido lo suficientemente importante en la nación
como un todo para tener como consecuencia una acción concertada en
favor de la despenalización. Las presiones en favor de la reforma
de la ley sobre marihuana nunca demostraron el poder y la influencia necesarios
para su revocación. Quizá lo más importante de todo,
la marihuana siempre había sido vista como una droga que tenía
el favor de los jóvenes!
Para fines de la década de 1970 y comienzos de la de 1980, las
pruebas indicaban que el consumo de marihuana en Estados Unidos de hecho
había disminuido. En 1975 las encuestas demostraron que alrededor
de 30 millones de personas eran consumidores. Para principios de los ochenta
esta cifra había caído a 20 millones, con las disminuciones
más significativas entre la gente de edades de 25 años para
abajo. Quizás la generación más joven había
empezado a darse cuenta de que, si bien la marihuana no era la "droga
del diablo", la "asesina de la juventud" o el "arbusto
de la locura" que Harry Anslinger y sus contrapartes habían
mantenido, no era tampoco una sustancia totalmente inocua. Quizás
el cambio ocurrió debido a la mayor preocupación por la salud
y el buen estado físico que se volvió parte de la cultura
norteamericana durante los años ochenta, o como una consecuencia
de los mensajes contrarios a fumar que aparecían diariamente en los
medios. Fueran cuales fueran los motivos, era claro que las actitudes de
los jóvenes habían cambiado. A lo largo del período
de 1979 hasta fines de los ochenta, la proporción de alumnos avanzados
de las escuelas secundarias de Estados Unidos que veían "gran
riesgo" en consumir marihuana siquiera una o dos veces subió
de un 9.4% a un 23.6%, mientras que la proporción de quienes habían
experimentado con marihuana siquiera una vez decayó de 60.4% a 43.7%,
lo cual representaba una baja de 15 años.


|


|
Unos 200.000 leprosos se han curado en China,
anuncia Salud
 |