Los jugadores de la selección de Irlanda del Norte, Keith Gillespie y George McCartney, se vieron envueltos en una pelea antes de que su avión volara de regreso a Islandia, donde el combinado británico perdió con la selección de ese país en partido clasificatorio para la Eurocopa del 2008.
Se da la circunstancia de que Gillespie fue el autor del gol en propia meta que permitió a Islandia llevarse la victoria en los últimos minutos del choque.