Luego de transcurrir más de 16 horas del bochornoso incidente en el estadio olímpico José Antonio Anzoátegui de Puerto La Cruz, el guardameta panameño Jaime Penedo, confesó ayer sentirse sumamente avergonzado por su accionar al final del partido que no tuvo nada de amistoso entre Panamá y Venezuela.
En la comodidad de su casa ubicada en Chanis, un poco más tranquilo.. sereno.. relajado, y en compañía de su madre, tía y novia, el arquero del club Municipal de Guatemala, pidió disculpas al pueblo panameño, a la gente en Venezuela, a su familia, pero sobre todo, a la niñez de este país, que una vez lo vio y trató como su principal ídolo.
Penedo reconoció su mal proceder, y explicó que "fueron circunstancias que se fueron dando en el partido y que conllevaron lastimosamente a esa finalización".
Según Jaime, solo quiso quitarle el balón al jugador Gabriel Cichero (que se corrió hacia el sector derecho del marco), pero, como ser humano, la impotencia y la frustración se apoderaron de él y fue en ese instante que lo manoteó de una "manera brusca", lo que provocó que el rival le respondiera con un codazo.
"Pensé que la situación se quedaría ahí, pero fue cuando vino el "tanganazo que me dejó medio inconsciente", precisó el jugador que anoche viajó hacia Guatemala y que antes de irse elogió las muestras de compañerismo y unidad del equipo.
"Yo no puedo mentir, me siento muy orgulloso de mi grupo porque me respaldaron, pero quiero agregar que el hecho está mal", subrayó antes de considerar que será la unión la que llevará a Panamá a lograr una clasificación al primer mundial de la categoría mayor.
Jaime también dijo que le pidió disculpas al técnico Alexandre Guimaraes y al presidente de la Federación Panameña de Fútbol, Ariel Alvarado, porque son las máximas autoridades dentro del grupo.
Por último, se mostró dispuesto a afrontar alguna sanción si fuera el caso, ya que considera que en esta vida hay que responsabilizarse de sus actos.