Avión de Swissair: la identificación
de las víctimas será ardua
Halifax
AFP
Análisis de ADN, rayos
X y estudios de las piezas dentales: todos los medios son aplicados por
expertos que trabajan día y noche desde el miércole pasado,
cuando un avión de la compañía Swissair cayó
frente a las costas de Nueva Escocia (sureste de Canadá) causando
la muerte de las 229 personas que viajaban a bordo.
El sábado, un equipo de expertos médicos confirmó
la identidad de una primera víctima, una francesa, con sólo
visualizar al cuerpo. "Se trata de una excepción", explicó
el médico John Butt, quien supervisa las operaciones de identificación.
Si sólo bastara con comparar los cuerpos encontrados con las fotos
de los pasajeros del vuelo 111, "tres días serían necesarios
como máximo" para llevar a cabo la tarea de identificación,
explicó Butt el viernes. Pero en este caso, el trabajo es "diferente"
y más difícil, explicó.
En un hangar de la base aérea canadiense de Shearwater, en las
afueras de Halifax, capital de la provincia de Nueva Escocia, seis equipos
de expertos médicos estadounidenses -forenses, patologistas, dentistas,
radiologistas y toxicologistas- intentan atribuir nombres a los restos de
los cuerpos despedezados de las 229 víctimas.
Los equipos de rescate ya dejaron de contar los cádaveres encontrados
a partir del jueves, al día siguiente de la tragedía, a causa
del estado de los cadáveres, prefiriendo hablar de unos "sesenta
sacos de restos humanos".
Debido al estado de los cuerpos, los familiares de las víctimas
no pudieron acceder a la capilla ardiente de Shearwater.
Los médicos prefirieron utilizar medios como pruebas genéticas
o exámenes de los huesos en lugar de presentar el horrible estado
de las víctimas a los parientes.
Los forenses solicitaron, sin embargo, la ayuda de los familiares al
pedirles que trajesen informes médicos y radiografías de los
pasajeros. Al tener registrados roturas de huesos o enfermedades de las
que padecieron las víctimas, estos documentos dan informaciones preciosas
a los especialistas que luego comparan con sus propias observaciones.
Butt precisó que había pedido varias veces a diferentes
parientes una extracción de sangre para ser mandadas durante la semana
a los laboratorios de Regina (Saskatchewan) y de Ottawa para efectuar análisis
de ADN. "Idealmente, quieren sangre de dos miembros de la familia inmediata",
explicó Claire Mortimer, una estadounidenses cuyos padres murieron
en el accidente.
La Oficina canadiense de Seguridad de los Transportes también
solicitó análisis toxicológicos de los restos humanos
para detectar alguna huella de una eventual intoxicación debida al
gas. Para Butt, se trata de control "normal", al haber señalado
el piloto la presencia de humo en la cabina minutos antes de la tragedia.
Sin embargo, el médico se declaró convencido de que los
pasajaros murieron a causa del impacto del avión contra el agua,
que fue tan violento como si se estrellera contra una placa de hormigón.
A orillas de la bahía de Saint Margaret, donde se estrelló
el avión de la compañía suiza, los militares canadienses
seguían buscando los restos del avión y de los pasajeros que
el mar devuelve a la tierra.
Los buzos también volvieron a emprender sus tareas para localizar
a las dos cajas negras del MD-11, informó un portavoz de la armada
canadienses, Louis Garneau. "Esperamos buenas noticias durante la jornada",
precisó un portavoz de la policía, Andre Guertin.
En Zurich, Philippe Bruggisser, el patrón del grupo SAir, propietario
de la compañía Swissair, anunció ayer por la mañana
que las dos cajas negras fueron localizadas a 60 metros de profundidad frente
al pueblo costero de Peggy's Cove.
Sin embargo, Garneau desmintió esta información y precisó
que sólo se detectó "el sonido de un emisor" de
una de las dos cajas, que contienen respectivamente los datos del vuelo
y la grabación de las conversaciones de la cabina.


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