Ex sicario colombiano clama para que no lo deporten

Costa Rica
AFP

En supuesto ex sicario del narcotráfico y guerrillero colombiano, que reside en Costa Rica desde enero pasado como predicador cristiano, clamó por que las autoridades no lo deporten, porque en Colombia lo matarían "en cuestión de horas", según declaró este viernes a medios locales.

"Si me deportan a Colombia me matarán en cuestión de horas o seguirán matando a más de mis familiares", afirmó Miguel del Castillo, alias "Cuchilla", quien reside en Alajuelita, una barriada al sur de San José, y ejerce como pastor.

Las autoridades de Migración podrían deportarlo en cualquir momento, al concluir un permiso temporal de permanencia en el país que vence este viernes.

Apoyado por una iglesia evangélica, el colombiano ingresó al país el 16 de enero último junto con su familia, tras recibir amenazas de muerte en Colombia, pero Migración le denegó en febrero una solicitud de refugio por no cumplir los requisitos.

No obstante, se le extendió el permiso temporal por gestiones de un diputado y abogados de la congregación religiosa.

En una entrevista con el diario local El Heraldo, del Castillo afirmó que trabajó como sicario durante ocho años en Medellín junto al extinto capo del narcotráfico Pablo Escobar.

"Mi misión era matar a los cerebros de los otros carteles, incluyendo al cartel de Cali, uno de los más poderosos", indicó.

Luego durante 12 años fue jefe miliciano de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la mayor organización guerrillera de Colombia, de la cual desertó y entregó las armas el 29 de diciembre de 1996, después que un hombre se le acercó y le habló de Dios, con lo que empezó su conversión.

Insistió que las Autodefensas paramilitares lo persiguen y habrían ultimado a nueve de sus familiares, por lo que insistió en pedir a las autoridades costarricenses que no lo deporten, porque de inmediato sería ubicado y asesinado.

"Yo por mí aceptaría y allá me escondería pero empezarán a matar a mis familiares y gente inocente como ya ha sucedido", afirmó.

 

 

 

 

 

 


 

Apoyado por una iglesia evangélica, el colombiano ingresó al país el 16 de enero último junto con su familia, tras recibir amenazas de muerte en Colombia, pero Migración le denegó en febrero una solicitud de refugio por no cumplir los requisitos.

 

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