Un grupo de terroristas chechenos tomaron como rehenes a 1,100 personas (entre ellos 777 niños) en la escuela de Beslan, en Rusia, el 1 de septiembre de 2004. El 3 de septiembre, con las negociaciones estancadas, el ejército ruso entró por la fuerza usando tanques y armas de grueso calibre. Los terroristas hicieron estallar bombas en numerosos puntos del plantel, y se enfrentaron a tiros con los soldados. El costo de someter y matar a los terroristas resultó demasiado alto: más de 300 rehenes murieron, incluyendo 186 niños. El gobierno de Vladimir Putin recibió duras críticas dentro y fuera de Rusia por su manejo de la crisis de rehenes.