Hace 2,000 años, el general romano Julio César acuñaba la frase "Divide et vinces", que significa "divide y vencerás". La forma más rápida de lograr un objetivo es creando zozobra y confusión en tu adversario, generando suspicacias, enemistades u odios en las filas del enemigo.
Hoy, cuando veo la propaganda electoral del candidato Juan Carlos Navarro, totalmente enfocada a provocar dudas en los simpatizantes de la ex ministra de Vivienda, Balbina Herrera, me recuerda la máxima del conquistador del Lacio. Este fenómeno, sin duda, traerá graves consecuencias cuando después del 7 de septiembre, el PRD intente sanar las heridas para cohesionarse con el fin de lograr la victoria en mayo de 2009.
Pero es muy evidente que un PRD dividido vaya a correr el riesgo de perder los comicios venideros. Dos facciones han aparecido en los bandos de Herrera y Navarro.
Una fuerza, la de la conocida "tendencia", es la vanguardia de Balbina. Los grupos pro izquierdistas dentro del PRD, los sectores populares del colectivo, las bases tradicionales socialistas, son los aliados incondicionales de la candidata perrediana.
En tanto, el apodado "Bin Bin" tiene su fuerte en los perredianos asimilados. El Frente Empresarial del PRD, con dueños de compañías multimillonarias en sus filas, hombres de negocios, ex lideres del Partido Demócrata Cristiano, liberales derechistas, entre otros políticos conservadores, confían en mantener a su colectivo en la línea del centro, con el faro iluminando la "cordura" ideológica, de la línea pro norteamericana.
La eventual victoria de Balbina Herrera será el elemento seguro de la fusión de los partidos opositores, que lideran Ricardo Martinelli y Juan Carlos Varela. Pese a los errores de sus malos asesores de prensa, todavía es posible que el Partido Panameñista y el Cambio Democrático puedan ir unidos en un solo frente electoral que logre atraer a más de un millón y medio de indecisos.
En estos últimos días antes del momento de decisión en el PRD, es aconsejable decir a las campañas de Balbina Herrera y Juan Carlos Navarro no llegar al extremo de denigrar al contrincante. Que en la opinión pública se presenten planes de trabajo y propuestas, no informes oscuros del pasado del adversario.
Al panameño común y corriente le interesa saber cómo podrá sobrevivir al trajín cotidiano, en medio de la crisis inflacionaria, el elevado costo de la vida, de cómo se combatirá la delincuencia y la inseguridad ciudadana.
Queremos soluciones y no vanas promesas. Este domingo veremos la realidad al final del camino. Ojalá que el candidato o candidata ganador abra el compás para una reconciliación a lo interno de su colectivo, pues los odios florecen.
Y al electorado en general, el candidato oficialista debe dar propuestas claras y transparentes, sin engaños. De lo contrario, el 3 de mayo de 2009, perderán el poder.