Esa constante e incomprensible tendencia del panameño a llegar tarde a todos los sitios, de esperar hasta el último momento para arreglarse y salir a alguna cita o compromiso, produce que muchos de nosotros estemos "a la carrera".
Cuando andamos en corredera producto de nuestra falta de previsión y preparación, inevitablemente ocurren los imprevistos y calamidades. Es más, se acumulan.
¿Y por qué pareciera que mientras más apurados andamos, más obstáculos tenemos en el camino? Porque precisamente nuestra desesperación nos nubla la mente sobre todo lo que podríamos encontrarnos en el camino. No prevemos.
Muchos accidentes de tránsito se producen precisamente por esto. Una lamentable desgracia ocurrió ayer en la mañana en la comunidad de Las Guías en Río Hato, cuando un automóvil a alta velocidad embistió a tres mujeres que acababan de dejar a sus hijos en la escuela. Todas murieron, y una de ellas estaba embarazada, lo que hacen 4 víctimas fatales de la velocidad innecesaria.
No es el único caso, y por desgracia no será el último.
"El apuro trae cansancio". Este refrán lo escuchamos todo el tiempo. Pero además de cansancion, trae tropiezos, errores y accidentes.
Esto nos hace volver al tema de la edición de ayer de "Creo ser un buen ciudadano..." sobre administrar bien nuestro tiempo.
Si nos preparamos con tiempo en todo lo que tenemos que hacer, y nos preocupamos prever los escenarios posibles, no hay necesidad de andar apurados.
Todo se resume en el uso del sentido común y tener responsabilidad en lo que uno hace.
Total, si ya estamos seguros de que llegaremos tarde, ¿para qué seguimos corriendo?