Hay de todo en este mundo, pero tiene que ser así para que existan las diferencias. Hay personas serias que no se meten con nadie, hay a quienes no les interesa tu existencia y hay otros de los que están pendiente de todo lo que hagas o digas.
Si sales a almorzar con una amiga, van corriendo a regar el bochinche diciendo: "Tengo una cocoa. Vi a fulano con una guial comiendo juntos, pero yo creo que también salen juntos". Si fueran jueces, estas personas hace tiempo hubieran condenado a muchos sólo por interpretar las situaciones de forma equivocada.
En la vida laboral también ocurren estas vainas. Si de pronto te compras un carrito, sale el criticón a decir que el auto no están en nada o que te compraste uno de marca que posiblemente no vas a poder pagar.
El bochinche en las oficinas es cosa seria. Aquí también están a la orden del día para criticar al que vende comida, al que vende galletitas y al que vende panties, pero a la hora de comprar los productos no dicen nada.
Uno no puede ser así toda la vida. Las personas tienen que cambiar por su bien, sobre todo si andan en esta pendejada todo el día. En vez de estar trabajando, andan haciendo daño a los otros, ya sea chismeando o escribiendo contra los que venden vainas en el trabajo.
La vida es bella. Vivámosla con alegría y en hermandad sin odios ni criticaderas absurdas que no te van a hacer más rico ni más pobre. Lo único que vas a conseguir es que te odien como lo hacen en África (odio africano).
Despertemos y démosle un apretón de manos al amigo y digálosme que tal relajo era una broma y que no lo tome en serio.
Comencemos a cambiar desde hoy. No permitamos que otras personas con otro tipo de pensamiento invada las cosas bellas que hay en nuestra mente. Apreciemos al buen compañero y al amigo como quiere Dios.