El gobierno colombiano descartó este martes que su decisión de capturar a una veintena de jefes paramilitares con los que lleva a cabo una negociación obedezca a presiones del gobierno de Estados Unidos, al tiempo que reiteró que evitará que narcotraficantes se filtren en el proceso.
"No. De manera directa (Estados Unidos) no ha presionado. Con el embajador y con otros funcionarios se mantiene una conversación permanente sobre este tema. Ellos miran con mucho detalle cada paso que damos, pero no podemos hablar de una presión directa", aseguró el alto Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo.
"Sin embargo --añadió el funcionario--, debe quedar claro que siempre los Estados Unidos han insistido en que ellos no renuncian a su exigencia de la extradición (de varios líderes paramilitares) y eso lo saben muy clarito los jefes de las AUC".
Restrepo admitió que frente a la negociación con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), iniciada en 2003 y que ha permitido la desmovilización de unos 31.000 combatientes, "existe una especie de conflicto de intereses entre ambos países".
Para devolverle credibilidad a esa negociación, fueron capturados el miércoles pasado los jefes de las AUC, según indicó el presidente colombiano Alvaro Uribe.
"Existe un interés de Estados Unidos por garantizar las extradiciones como herramienta en la lucha contra las drogas pero también existe un interés vital para nuestra nación como es alcanzar la paz", enfatizó el funcionario.
Restrepo también defendió la decisión del presidente Uribe de suspender la entrega a Estados Unidos del presunto narcotraficante Juan Carlos Sierra, y dijo que ésta se dio por una "condición especial", tras descartar la viabilidad de una eventual negociación con los capos de la droga.
"Nos dimos cuenta que el señor Sierra era el hombre que cambiaba cocaína por armas y que era el hombre encargado de ingresar el mayor contingente de armas para las AUC. Entonces, el gobierno decidió no dejarlo por fuera del proceso como un cabo suelto", aseguró el comisionado.
Pero Restrepo fue enfático al señalar que eso no significa que haya una negociación con narcotraficantes. "El gobierno colombiano no tiene entre sus manos ninguna fórmula jurídica que le permita negociar con éstos. En ese momento quedó cerrada esa posibilidad", concluyó.
Sierra es acusado de traficar más de 8 toneladas de cocaína y está considerado por Estados Unidos como uno de los cerebros de los envíos de drogas que hacían los paramilitares hacia ese país.
En marzo de 2005 el presidente Uribe dijo a periodistas que Sierra "era solamente narcotraficante y estaba posando de paramilitar", por lo que ordenó su captura y ofreció por él una recompensa de 300 millones de pesos (unos 130.000 dólares).