Alonso Edward ganó una medalla de plata histórica para nuestro país. Empero, el hecho noticioso no sólo se quedó allí, porque la plusvalía es que nuestro panameño, con 19 años, secundó al hombre más rápido en registros, que jamás ha nacido sobre este planeta, tan veloz como una bala y tan increíble como un extraterrestre, Usain Bolt.
Pero, no sólo es ser segundo, si no que en la competencia de 200 metros planos Edward acumula mejores tiempos, que el propio Bolt cuando tenía esta edad. Ayer, al observar la premiación donde nuestro corredor recibía su presea al lado de Usain, nos preguntamos, cómo se lo preguntó El País, Clarín y otros grandes medios impresos, ¿cómo hace un panameño para llegar allí?
Y es que nuestros atletas son buenos, sólo que las estructuras y los soportes deportivos cojean y así no se puede triunfar en la vida. Ya la administración que pasó dejó una siembra de canchas sintéticas, pero ahora lo que toca es apostar a los deportes individuales que siempre han dado la cara por el país y el atletismo es pilar básico de nuestra historia.
Los logros y los triunfos deportivos siempre rescatan a este país de tragos amargos, porque a pesar que aún vivimos el dolor y el luto del último trágico accidente de tránsito, por lo menos en estos días, desde Berlín, dos panameños nos han dado alegría, hasta ahora más Alonso, pero hoy confiamos en nuestro campeón mundial, el C3 Irving Saladino.
Que bueno ha sido lo de Edward para este país. Regresando a la competencia en sí, es cierto que el oro nos lo negó un ser excepcional. Y es que como titulamos ayer en la portada, Alonso fue "El Hijo del Viento", por su gran trabajo, a punta de esfuerzo y consistencia, un chico noble que sólo perdió ante el verdadero "Padre del Tiempo": Usain Bolt.