La descentralización es un proceso ya trazado en Europa y que a nivel latinoamericano, recién empieza a ser adoptado en una gran cantidad de países. Es un desarrollo que tiene el aval de los ciudadanos que reclaman una participación más allá de votar en las elecciones. En este sentido, hace poco la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), celebró en nuestro país una reunión regional sobre Políticas y Estrategias de Comunicación para el Fortalecimiento de los Gobiernos Locales.
La idea es que a través del acceso a la información, las comunidades bien enteradas puedan, no sólo fiscalizar una probable corrupción, sino exigir ser tomadas en cuenta, no sólo en cuanto su opinión, sino en la toma de las decisiones. Estamos hablando de alcanzar una verdadera participación ciudadana; no obstante, la comunicación es sólo uno de los aspectos fundamentales de los gobiernos municipales.
Los distintos Representantes y Alcaldes, han manifestado un gran entusiasmo con la posibilidad de manejar más recursos y así atender en una forma más adecuada y directa, los problemas de sus comunidades. Todo esto es válido, sin embargo, recuerdo el problema que debió afrontar no hace mucho tiempo atrás, la Alcaldesa y los Representantes de la provincia de Colón, cuando sus proyectos de inversión regional pretendieron financiarlo con la emisión de unos millonarios bonos que tenían como respaldo a todo el país.
Existen varias experiencias latinoamericanas donde aparte de los proyectos mal diseñados, no está bien definido quien debe asumir las deudas que seguramente generarán las autoridades locales. Es indudable que las comunidades tienen muchas necesidades que requerirán que los recursos sean bien repartidos por el gobierno central.