¿Por qué
ellos son infieles?

Miriam Vicenta Almanza
Crítica en Línea
Cuando se tiene
una pareja, sale a flote el egoísmo, la exclusividad,
la posesión y una serie de factores de pertenencia, entre
ellas la fidelidad.
Pero
la infidelidad es una necesidad humana.
El fenómeno se da a partir de una relación de
pareja y una de ellas pone sus ojos, pensamientos
y otras cosas, en otra persona que no es su pareja.
Para la Dra. Rosa María Britton, escritora y médico,
la infidelidad del hombre no es nada nuevo. Siempre
ha estado presente en la sociedad y los latinoamericanos son
dados a tener varias mujeres a la vez.
PERO, ¿POR QUE EL HOMBRE ES INFIEL?
Aunque esta es una situación ya no exclusiva del sexo
masculino, este relato abordará la situación con
el supuesto sexo fuerte: los hombres.
Ellos se defienden argumentando que buscan otras mujeres,
que no son las suyas por varios factores.
José, de 29 años, estudiante de Administración
de Empresas en la Universidad de Panamá y empleado de
un banco local, dijo que Leithia, su novia, ya no es la
misma que conoció hace un año y cuatro meses.
A veces siento deseos de dejarla, dijo con un
gesto pensativo. Sin embargo, Leithia no es su única pareja.
También está saliendo desde hace tres meses con
Rosa María, pero ninguna de las dos lo sabe (dice él).
Mira, yo creo que la mujer debe interesarse por mantener
la relación. Ser siempre coqueta, atraernos como desde
el primer día. Atendernos, conquistarnos para que nosotros
estemos ahí y no busquemos por fuera nada, dijo
Luis Alberto, de 33 años y especialista en comunicaciones.
Juan José Bonilla, 35 años, conductor
de colegiales, sostiene que a veces el hombre es infiel
porque busca nuevas aventuras sexuales, que su mujer de casa
no le da.
A nosotros nos gusta que la mujer nos complazca en la
cama y si la de casa no lo hace, pues necesitamos satisfacer
nuestros deseos y por eso buscamos afuera una aventura,
añadió.
Agregó que a veces la de asiento es muy peleona
y no nos comprende.
Sin embargo, son excusas. El hombre siempre busca un
pretexto para seguir su corriente, dijo la Dra. Britton,
y la situación es tan común en ciertos grupos sociales
que ya se ha tomado como parte de la vida humana: el ser infiel.
Se ha convertido en algo así como un resfriado. Es normal
que se tenga.
Pero el problema de la infidelidad masculina va mucho más
allá de una simple casi norma social. Se debe a inmadurez
social, sostiene la Dra. Rosa María Britton.
El sofoco por casarse muy temprano, lleva al aburrimiento
rápido de la pareja y ello a la infidelidad.
Es lógico que al casarse tan jóvenes, sin haber
disfrutado la vida, se aburran porque desean experimentar
otras cosas que no hicieron antes de unir sus vidas.
En Europa, por ejemplo, los matrimonios se dan después
de los 30 años, cuando ya hombres y mujeres han realizado
su vida profesional, han tenido la oportunidad de valorar actitudes,
salir, divertirse y desean sentar cabeza para formar
una familia.
Empero, la infidelidad no se da sólo en los matrimonios,
sino también en los noviazgos, luego ¿por qué
el hombre tiene que tener otra pareja?
Para reafirmar su masculinidad ante la sociedad,
espetó Xiomara Herón, profesora de inglés.
El hombre necesita que la sociedad lo vea como un hombre
y cree que ello lo consigue teniendo mayor cantidad de mujeres.
En Panamá, el sector femenino pareciera comprender
hasta cierto punto la infidelidad masculina cuando ésta
forma parte de un hogar.
Una mujer casada tiene muchas responsabilidades: atender
la casa, los hijos, trabajar en la calle (en algunos casos) y
cuando llega a su casa cansada, no tiene tiempo para atender
al hombre, defienden unas.
La mujer descuida su físico. Cuando llega a casa
del trabajo se pone esos batones horribles, anda
despeinada, grita
y ¡pobre hombre!, busca a la otra
que no hace nada y se la pasa arreglándose para atender
a su papacito con cariñitos y demás,
dijo Virginia, profesional de la educación.
Un consejo para las mujeres dado por Yanina De Gracia, con
diecisiete años de casada sin una infidelidad,
según aseguró, es aprender a dividir su tiempo
entre el trabajo, la casa, los hijos y su esposo.
Ellos continúan insistiendo y justificando que son
infieles porque necesitan ser comprendidos,
complacidos
, porque la otra le da lo que la
primera no; porque necesitan desahogar sus deseos sexuales; porque
son hombres y no se pueden resistir a los encantos femeninos;
porque
, la lista es interminable.
Empero, ¿si no son conformes con la primera, por qué
no la dejan?.
¡Ah, porque la amamos!.
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