El jefe de la fuerza naval del Comando Sur, Vincent Smith ha planteado la necesidad de que una fuerza multinacional esté preparada para proteger el Canal de Panamá ante una amenaza terrorista.
Esa expresión y otros informes previos sugieren que la vía interoceánica constituye un blanco potencial para los fanáticos del terror, que desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas y el Pentágono, mantienen en alerta al mundo.
No es casual que durante seis días cerca de 3,000 efectivos de una decena de países participaran en una operación para simular un ataque al Canal de Panamá.
Ya los informes de inteligencia sugieren que los terroristas pueden utilizar embarcaciones en vez de aviones para perpetrar su próximo ataque a los objetivos norteamericanos o de cualquier otro país que consideren vital para el mundo democrático.
Por el Canal transitan diariamente 36 barcos y es una de las vías más importante para el transporte de contenedores, granos y derivados del petróleo. Estados Unidos es el principal usuario y por ende esto nos convierte en una instalación estratégica.
Aunque siempre se ha alegado que el Canal es indefendible, desde la época de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos tenía la preocupación de un ataque contra la vía acuática. Por ello, se ubicaron bases en el Pacífico y en el Atlántico para interceptar cualquier avanzada aérea o acuática de los alemanes o japoneses.
Es más, los proyectos para construir un Canal a Nivel se fundamentaban más que todo en que frente a un eventual ataque, sería menos costoso y menos demorado rehabilitar la ruta canalera, que bajo el actual modelo de esclusas.