Tener un hijo es algo que cambia definitivamente la vida del hombre. Especialmente cuando se trata del primero. Hace reformular la identidad personal y modificar las emociones y las relaciones con las personas. En cierta medida, cambia la relación con la pareja, con la familia de origen y con el resto del mundo.
Cuando un hombre sabe que será padre, se llena de una alegría indescriptible, pero también siente algo de confusión por lo que viene por delante. Es normal que aparezcan sentimientos de temor e incertidumbre.
Son muchos los desafíos que se presentan. El niño que nacerá tendrá que ser aceptado como un individuo y no como una "simple extensión" de los padres. Habrá que estar cerca de él y dedicar tiempo para amarlo.
NO AVERGüENZAN, NO SOBREPROTEGEN Y NO AMENAZAN
Un niño se estima a sí mismo cuando se siente amado, aceptado y valorado, cuando siente que sus padres lo encuentran seguro, independiente y confiable.
Un hijo siente el amor cuando el padre se lo dice con sus caricias, cuando le habla con voz agradable y suave, cuando lo mira sin contradicciones y cuando le dice "te quiero".
Un hijo se siente aceptado cuando se le valora por lo que es y no por lo que el padre quisiera que fuese. El padre debe aceptar a su hijo con sus defectos y con sus malas conductas, con lo que no le resulta y con lo que no es capaz de hacer.
Un hijo se siente seguro cuando ve que su padre le permite ver y hacer muchas cosas. El padre lo deja avanzar, aunque sepa que cometerá errores. Lo prepara para enfrentar lo inexplicable e inevitable y lo acompaña cuando tiene que soportar las consecuencias. Además, el padre no lo avergüenza, no lo amenaza y no lo protege en exceso.
Un hijo siente que logra una sana independencia cuando se le enseña a trabajar y a valorar el esfuerzo y el logro. El padre lo estimula para que avance y para que no abandone lo que debe terminar. También, lo deja intentar las cosas para que aprenda a valerse por su cuenta y le hace sentir que no responderá con rechazo ante sus errores.
Por último, un niño confía en sí mismo cuando el padre lo ha hecho sentirse orgulloso de sí, de las cosas que hace bien y esto lo hace creer en sus capacidades. El padre no lo compara con los demás y le ayuda a sobrellevar los fracasos.