Aparentemente, los golpes eran el pan de cada día en la vida de una joven, quien sólo era la novia de un alemán radicado en Panamá.
Pero como a todos les llega su día, la joven tomó la Ley por sus propias manos y atropelló al alemán.
El accidentado, quien mantenía heridas leves, fue en búsqueda de ayuda a la Sala de Urgencias del Hospital Santo Tomás, pero luego de algún tiempo de no ser atendido, se fue y dijo que le dejaría la cara gorda.