No hay en el país una fiesta tan auténtica como ésta.
El Festival del Manito, es tal vez la última de las verdaderas expresiones panameñas, cargada de tradiciones de gran valor y que se han mantenido puras, a pesar del paso del tiempo y la pérdida de la identidad, a la que consciente o inconscientemente hemos sido sometidos los panameños.
Este año el festival, que con el tiempo ha tomado carácter nacional, por su elevada carga cultural se efectuará en su versión 34 y se extenderá del jueves 18 al domingo 21 de agosto.
Durante estos cuatro días, quien visite Ocú verá cómo convive la tradición de los más viejos con los más jóvenes y niños; y cómo la saloma, el baile, el vestuario y otros signos que identifican al ocueño son acogidos por la población más joven sin poner ninguna barrera y más allá, gozando de ser partícipes de ellas.
Estas fiestas con escaso apoyo, si se toma en cuanta su alto valor cultural, se queda allá, y muy pocos panameños conocen de ella, perdiéndose la oportunidad de ofrecer un ejemplo panameño de apego a la herencia y amor por lo que nos hace diferentes, especialmente en estos momentos en los que nuestra panameñidad es débil y con evidentes signos de fragilidad.
Sólo nos queda invitar a todo el que quiere ver una fiesta auténticamente panameña a que visite este rinconcito interiorano, que durante cuatro días ofrece de manera abundante y desinteresada un banquete de folclore en estado natural.