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Israel canceló el martes una incursión en Beit Jala, la población bajo control palestino contigua a Belén, para dar al presidente palesitno, Yasser Arafat, la oportunidad de frenar los tiroteos. Foto Reuters  |
Israel lanzó ayer jueves otra advertencia a los palestinos armados en el sur de Jerusalén para que cesen de disparar o enfrenten represalias, y dijo que s está preparando para una "batalla prolongada", tras más de 10 meses de violencia. El presidente estadounidense, George W. Bush, habló por teléfono con el primer ministro israelí, Ariel Sharon, y ambos coincidieron en la necesidad de evitar la intensificación de la violencia, dijo en Washington un portavoz de la Casa Blanca.
La oficina de Sharon dijo que el primer ministro ratificó a Bush que Israel continuaría con sus "operaciones preventivas" contra los palestinos sospechosos de planear ataques "terroristas", refiriéndose a la política israelí de identificar y matar, internacionalmente condenada.
En tanto un palestino murió al volcar su coche, al parecer al serle lanzada una piedra cuando conducía por Cisjordania. Los palestinos acusaron a los colonos judíos, pero la policía israelí dijo que las circunstancias no están claras. Estados Unidos y Rusia han accedido a coordinar esfuerzos para frenar la violencia y sentar las bases para la reanudación de las conversaciones de paz, que se estancaron poco antes del estallido de un levantamiento palestino contra la ocupación israelí de sus territorios, a fines de septiembre del 2000.
Pero el ministro de Defensa, Binyamin Ben-Eliezer, dijo que las fuerzas israelíes cerca de Belén, justo al sur de Jerusalén, no se cruzarán de brazos si palestinos armados en la población cisjordana de Beit Jala disparan de nuevo contra el vecino asentamiento judío de Gilo.
"Las fuerzas militares israelíes no están ahí para hacer alarde de fuerza", dijo Ben-Eliezer en una entrevista radiofónica. "Estamos dando una oportunidad a los esfuerzos que haga la otra parte para impedir tiroteos. Pero si suceden, no estaremos n capacidad de aceptarlos". La violencia ha dejado unos 680 muertos, entre ellos más de 500 palestinos y unos 150 israelíes, desde que estalló en septiembre. |