Las historias románticas de aquellos momentos del hallazgo de nuestra América Latina por los europeos, fueron tan excepcionales que ni el recuerdo de esas aventuras pueden darnos un panorama de cómo era el istmo hace medio milenio atrás.Los indígenas lo describían así: en un día de verano, el amanecer era impresionante, la playa bañaba la costa con suma tranquilidad y la llanura era predilecta para establecer un asentamiento humano de importancia para la exploración. De noche, el cielo estrellado y la luna realizaban un grandioso espectáculo.
Aunque los fenómenos naturales antes descritos todavía continúan, la verdad es que cinco siglos y la modernización humana han afectado ese lugar en donde hoy están las ruinas de Panamá La Vieja. La playa que se extiende desde Coco del Mar hasta el Embarcadero de Juan Díaz está sucia, contaminada con los desechos que tira la gente al mar. Todavía persiste el tráfico de autos que sigue amenazando con destruir las pocas edificaciones en pie de la vieja urbe colonial istmeña.
Hay que admitir que los esfuerzos de restauración de Panamá La Vieja han hecho lo posible por mantener en pie la torre de la Iglesia, símbolo histórico de la ciudad, pero no se ven otros esfuerzos denodados para acelerar el proceso de reparación de otros edificios. Tampoco se ha aclarado el futuro de los habitantes de la moderna Panamá Viejo, en donde viven cerca de cinco mil personas. Debajo de esa urbanización, se hallan incontables monumentos que fueron derribados tras la caída de la ciudad en 1671.
Quizás el "boom" de la promoción turística que intentan hacer los gobiernos, puede ser la solución para que, de una vez por todas, se le dé la importancia merecida a Panamá La Vieja. Es muy raro ver a un grupo de turistas que visiten cotidianamente las ruinas de la ciudad antigua. El restaurante cercano a la torre de la Iglesia no hace nada por promocionarse, y tampoco hay un intento por incentivar las ferias populares que se realizan durante la fecha, cuando conmemoramos otro aniversario de la fundación de la capital.
Pues claro. El centro de visitantes que está ubicado entre la Estatua Morelos y un puente de la era colonial en Coco del Mar, será próximamente inaugurado, algo que permitirá a los turistas tener un sitio adecuado para apreciar con mejor visión el sitio histórico, frente al inmenso Mar del Sur que una vez observaron maravillados los exploradores del Viejo Mundo.
Pero hay una interrogante: ¿Por qué no se ha pensado en invitar a los vecinos de Panamá Viejo para que participen y trabajen de los posibles proyectos turísticos que se desarrollen en ese lugar histórico? Sería una buena iniciativa darle empleos a los habitantes del lugar, quienes realmente son herederos del pasado colonial. Son ellos los descendientes de pescadores y comerciantes que jamás abandonaron a la vieja ciudad. Así, por lo menos, habría una retribución tanto moral como económica, para las personas que viven bajo la sombra de las ruinas de la antes gloriosa ciudad, la primera en la costa del Océano Pacífico. |