A escasos 100 metros de la Asamblea Legislativa, en la plaza dedicada al ex presidente José Antonio Remón Cantera, hay una pequeña piscina que se ha convertido en un monumento a la desidia y al desorden. Está llena de basura, agua estancada y alimañas. Los malos olores son insoportables, y nadie mueve un dedo para mejorar la situación.
Dicen algunos voceros de los legisladores, que ellos no son responsables por el mantenimiento de esta plaza, y tal vez tengan razón. Sin embargo, resulta vergonzoso que no se preocupen por presionar a quien sí tiene que hacer algo para que este tipo de situaciones no tengan lugar en el país.
Tanta culpa tiene la autoridad que ha permitido semejante vergüenza nacional, como los legisladores, quienes se hacen de la vista gorda porque la preocupación por ese sitio no le corresponde a ellos.
Así son las cosas en este país. Ese es el tono que nos caracteriza a todos, pero resulta más notorio y feo que lo demuestren los supuestos "padres" de la Patria.
Vemos cómo los vecinos se cruzan de brazos ante las necesidades vecinales, y muy pocos prestan su concurso para arreglar una calle, destapar una alcantarilla, limpiar una vereda o un parque, y hasta cuidar la vida, honra y bienes de los demás.
Pensamos "ese no es mi trabajo (...) para eso hay autoridades", y no hacemos nada. Y, sin darnos cuenta, nos van comiendo las cucarachas. |