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Resignado, Suárez esperó a la muerte.  |
Las autoridades de Texas ejecutaron ayer al mexicano Javier Suárez Medina con una inyección letal, por el asesinato en 1988 de un policía antinarcóticos de Dallas, en un caso que ha tensado las relaciones entre México y Estados Unidos.
Incluso el presidente mexicano, Vicente Fox, intercedió telefónicamente por Suárez ante su homólogo estadounidense, George W. Bush. Pero Fox fracasó en su intento.
Suárez fue ejecutado en una unidad de la prisión Walls en el centro de Huntsville, 120 kilómetros al norte de Houston.
Pocas horas antes, la Corte Suprema de Estados Unidos rechazó el aplazamiento de la ejecución.
El mexicano, que tenía 33 años, fue condenado por matar a balazos al policía encubierto Lawrence Cadena, de 43 años, durante una redada de compra venta de drogas el 13 de diciembre de 1988, en un estacionamiento de Dallas.
El gobierno mexicano intervino en el caso con el argumento de que los derechos de Suárez fueron violados, porque no fue contactado con el consulado mexicano en Dallas al momento de su arresto, como obliga el tratado diplomático de la Convención de Viena. |