Una escena conmovedora con la que era difícil no emocionarse.
Una niña de 11 años lloraba sin consuelo la inesperada partida de la madre amada.
En el portal de su vivienda en la barriada Los Rosales, del corregimiento de Pacora, la pequeña Sugeidis Mavelis no podía asimilar el impacto que le causó la noticia de la muerte de su madre, Eva Lucía Bustamante Gaitán, de 29 años.
La infortunada mujer pereció aproximadamente a las 8:00 de la noche del martes debido a un accidente de tránsito en la vía Panamericana, en la entrada de Pacora.
El taxi 8RI-9583, en el que viajaba Eva Lucía junto a tres personas más, paradójicamente fue embestido por una ambulancia que-según testigos-se desplazaba a gran velocidad y no usaba las sirenas.
El vehículo que está diseñado para salvar vidas, lamentablemente fue el responsable de la pérdida de una y provocarle lesiones a tres más.
La ambulancia que provenía del Centro Penitenciario La Joya y que era conducida por el custodio Diovigildo Vergara, después de colisionar el pequeño auto lo lanzó a una cuneta.
SECUENCIA DE UNA TRAGEDIA
Eva Lucía salió de su vivienda en Pacora la madrugada del martes, con rumbo a Tortí, de Chepo, a visitar a su hijo Orlando, de 14 años, quien estudia y reside con un tío en el mencionado lugar.
Tras pasar casi todo el día en Tortí, la mujer decidió regresar junto a su primo Sadiel Enrique Cruz, de 18 años, a Pacora, cerca de las 5:00 de la tarde. Tras llegar a la entrada abordaron el taxi conducido por José Navas, y en cuestión de segundos ocurrió el accidente.
Sadiel Enrique, quien milagrosamente sobrevivió al impacto, narró que lo único que recuerda fue lo fuerte del golpe, que lo hizo perder el conocimiento, y cuando despertó, tuvo que salir por el vidrio trasero.
El saldo final fue la muerte de Eva Lucía Bustamante en la Policlínica JJ Vallarino, de Juan Díaz, y las lesiones a su primo Sadiel Enrique Cruz, al taxista José Navas y otro pasajero de generales desconocidas.
UN DOLOR QUE OPRIME EL ALMA
Marta Gaitán, madre de la víctima, dijo estar conmovida por lo sucedido a su hija, la que el próximo lunes debía comenzar en un nuevo trabajo en una empresa avícola en Juan Díaz, tras laborar por más de siete años en un almacén de Los Pueblos.
Y mientras Sadiel Enrique trata de superar el trauma y las lesiones físicas, la pequeña Sugeidis Mavelis y sus dos hermanos deberán aprender a convivir con unos de los dolores más grandes que cualquier hijo pueda soportar: la pérdida prematura del ser que les dio la vida.
Dolorosa partida