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TEMAS DE ACTUALIDAD
Darién, no sólo una frontera
Lic. Julio Palacios Sambrano
Colaborador
Quisiera incorporarme al delicado tema del Darién, con algunas reflexiones que a mi parecer son importantes resaltar y que espero sirvan de alguna manera a entender que Panamá debe evitar caer en el rejuego macabro, que pretenden objetivos ajenos y que por el contrario, en nada ayudan a llevar paz y desarrollo a esa provincia olvidada por todos los gobiernos. La gran cantidad de noticias que de hace un tiempo para acá vemos en los medios de información, me llaman mucho la atención, porque me parece del todo raro que de la noche a la mañana, las fuerzas irregulares colombianas empiecen a atentar contra la paz de la frontera darienita, ya que estratégicamente es totalmente absurdo para ellos, ese tipo de procedimientos. Pero me parece mucho más difícil de entender, que se culpe a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), de acciones en contra de la población panameña en Darién, cuando esta agrupación tiene casi cuarenta años de existir y nunca demostraron síntomas de hostilidad hacia el pueblo panameño; estoy seguro que esa tesis de que ahora que se fueron los gringos las FARC se han llenado de valentía para acosar a un pueblo con el que siempre han mantenido una buena armonía, más bien este proceder parece una típica acción de la Central de Inteligencia gringa (C.I.A.), buscando justificación ya sea para lograr presencia militar en nuestro país o para preparar psicológicamente a los panameños de que en Colombia hay un cuco perverso que nos quiere comer. ¡nada más absurdo! ¿no? Por la difícil situación que pasa la hermana República de Colombia, nuestro país, teniendo en cuenta consideraciones de carácter histórico, económico, sociales y de seguridad, debe considerar el problema fronterizo con Colombia como un factor de riesgo externo e interno, que por su causa binacional exige una atención del Estado, resultante de un análisis multidisciplinario que excluya balances superficiales. Cualquier acción que allí se tome, debe partir de la permisa de que el Gobierno Nacional no realice acciones bélicas en la frontera darienita y mucho menos pretender buscar apoyo de fuerzas extranjeras (USA), ya que esta actitud en nada contribuye a la situación, por el contrario la agrava. Debemos entender que este no es un conflicto nuestro y por el contrario debemos abocarnos a un manejo adecuado de relaciones con los componentes involucrados en ese escenario, considerando el papel de cada uno. El rol que debe tener el Estado panameño es el de lograr la panameñización del Darién, o por lo menos cambiar esa percepción de que Darién es una provincia olvidada, muy por el contrario de las actuales acciones que sólo se encaminan a convertir a Darién en un gran cuartel militar, por supuesto siguiendo errados consejos, de potencias que están detrás de otros objetivos, muy lejanos de la pacificación regional. Definir una clara política de Estado en la frontera con Colombia, debe basarse únicamente en objetivos nacionales y no tratando de beneficiar los trabajos de inteligencia de otras potencias. Declarar a Darién una zona de emergencia, permitiría romper con los asfixiantes trámites burocráticos y así agilizar las acciones administrativas y operativas necesarias para el desarrollo, de una manera más eficaz. Conformar una comisión de alto nivel con personas capaces, cuyo único requisito es el de estas especializado en las diferentes ramas profesionales, para proceder con el diagnóstico real e integral. Por supuesto, ya teniendo la radiografía correcta, proceder de forma rápida a ir contrarrestando los problemas que agobian a los darienitas en todos sus campos y sobre todo priorizando más que en armas y cañones, en la verdadera opción de desarrollo y progreso que es la educación, la salud, el deporte y la cultura en todas sus facetas. Soy militar en calidad de retiro y me siento orgulloso de mi primera profesión y pese a que con pesar renuncié a mi cargo en el año 1991 y aunque mi preparación y formación militar me llevaron a sustentar pronunciamientos como el de "Sí quieres paz prepárate para la guerra", no puedo aceptar el hecho de que Panamá destine recursos económicos, ya sean propios o aquellos recibidos en calidad de donación o apoyo, a la compra de armas de guerra cuando ni siquiera tenemos un ejército para justificarlo. Hay que entender que con aproximadamente 290 kilómetros de frontera, cubierta prácticamente de selva virgen y con una estructura social multiétnica, desplazada en un espacio binacional, el Gobierno Nacional al abordar el tema del Darién, debe procurar primero, un estudio profundo y la elaboración de un plan integral para la zona, a fin de intentar al menos, su panameñización por primera vez.
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