Durante una breve conversación con algunos conocidos de los medios, surgió el tema del pasado y realidad de la Asamblea Legislativa, así como su percepción general en la comunidad panameña.
A alguien se le ocurrió decir que el Parlamento no se ha dado a respetar como institución representativa de las fuerzas políticas y populares del Istmo, de que ha caído en desgracia ante la opinión pública por los escándalos de sobornos o las denuncias de corrupción.
Un elemento esencial es la imagen de la sede parlamentaria y su actual ubicación. En el pasado, la Asamblea Legislativa estuvo ubicada en el Casco Viejo, cerca de la Plaza de Francia (o las Bóvedas). Luego, los diputados se movilizaron hacia Calidonia, en los predios del parque en honor al presidente José A. Remón. Con el paso de los años, aquel lugar fue perdiendo estética y los orates fueron apoderándose de las bancas de la plaza. Además, varios evangelistas levantaron carpas para dictar sus oraciones cristianas, en medio de una acera abarrotada de buhoneros y transeúntes.
El hecho más curioso que recuerdo, es que una vez hubo una frase simbólica ubicada en la parte frontal del parque legislativo que decía: "Ni millones, ni limosnas, queremos justicia", palabras expresadas por el gobernante José Remón Cantera para denunciar la insolencia de los norteamericanos en querer dar dinero a Panamá, a cambio de que los istmeños cesaran en sus exigencias soberanas sobre el canal interoceánico.
Hoy, esa frase y sus letras, hechas en metal, fueron arrebatadas por los piedreros. El paso del tiempo derrumbó un icono del pasado. Pero, es un ejemplo de que los panameños olvidamos pronto el pasado y somos indiferentes con el abandono de los monumentos históricos.
¿Será acaso que también la mera presencia de la Asamblea Legislativa, desprestigiada por dentro y por fuera, no haya hecho otra cosa que desencantar cualquier proyecto de urbanismo en ese preciso lugar?
Si, es cierto que el circo continúa, pero de otra forma, a modo de la pelea de las clases políticas por el dominio del Estado. Pero creo necesario que el Parlamento panameño debe darse a respetar y mudarse a otro sitio.
Por supuesto, no apoyamos el proyecto multimillonario de un nuevo edificio para los ilustres "padres de la Patria". Por lo menos, la Asamblea Legislativa debe instalarse en las áreas revertidas, en donde hay muchos edificios desocupados, en un lugar céntrico y que genere respeto, como dignamente lo debe reflejar un órgano del Estado. |