La Conferencia Episcopal Panameña (CEP) se pronunció ayer en su Carta Pastoral ante la violencia y la inseguridad que impera en el país.
En la voz de su presidente, monseñor José Luis Lacunza, la CEP lamentó el revestimiento de verjas y hierros en las casas como un indicativo del temor de los ciudadanos por la ola de violencia.
"Hemos llegado a una apatía ciudadana de estar con un policía detrás de la nuca por no denunciar al delincuente, de no detener la maldad. Si no hay una mutua interacción y todos no reconocemos nuestra responsabilidad y nos amarrarnos los pantalones, no creo que el Estado pueda resolverlo por sí solo", dijo el obispo.
El obispo acotó que a su llegada a Panamá hace 40 años, admiró la falta de seguridad en las viviendas que eran abiertas, sin muros ni rejas, lo que hoy son prácticamente cárceles, por el miedo.
La Carta Pastoral expone como factores de la violencia la crisis de la institucionalidad, el debilitamiento del tejido social, la crisis moral y la corrupción.
Los obispos también destacan la omisión, la indiferencia y la existencia de bandas criminales.
Para Lacunza, el resguardarse no puede ser el medio para convertirnos en una sociedad tranquila e instó al Estado para promover equidad social, distribución de las riquezas, esforzarse por generar puestos de trabajo, respetar al máximo los derechos de sus ciudadanos como garantes de la paz social, pero debe contar con la colaboración de los propios gobernados.
El presidente de la Conferencia Episcopal Panameña aclaró que la Carta Pastoral no surge a raíz de los enfrentamientos en Changuinola a causa de la Ley 30, sin embargo, expresó que el documento constituye una ayuda para romper la actual espiral de la violencia.