Por muchos años los empresarios y productores agropecuarios panameños estuvieron acostumbrados a la protección del Gobierno, el que con leyes especiales y argucias sanitarias, evitaba que entraran productos extranjeros a competir en el mercado interno.
Así, los empresarios y productores locales tenían todo el mercado nacional para ellos solos. Imponían los precios que les daba la gana, con rubros no siempre de buena calidad, y sin mayor competencia.
Las cosas han cambiado dramáticamente. La apertura de los mercados es un hecho inexorable, y se exige de todos preparación. Lo mismo puede decírsele a los trabajadores, los técnicos y profesionales. Pronto el mercado laboral estará abierto a cualquiera, nacional y extranjero, y sólo habrá espacio para el más capaz.
Ya pasaron los tiempos cuando no importaba si eras bueno o malo en lo que hacías, porque habían leyes que te protegían. Ese cuento poco a poco ha ido cambiando, y más temprano que tarde se exigirá de todos rendimiento.
... O desaparecerán.
Llegó la hora de la capacitación, el estudio, la creatividad y el ingenio. Si nos sentamos a esperar que el Gobierno nos cuide las espaldas, el resultado será fatal. |