Mejora producción agrícola
en Salamanca
Mauro García Suárez
EPASA
El Fenómeno del
Niño, que estuvo durante mucho tiemo esparciendo sus efectos nocivos
a lo largo y ancho del país, dejó su secuela de daños
en algunos de los casos irreversibles, pero en otros, situaciones recuperables,
como la del sector del corregimiento de Salamanca, donde la tierra fértil
en su pugna con el fenómeno se va autoregenerando para ofrecer con
la caricia de la mano del hombre sus frutos.
José Menchaca, director regional del Instituto de Mercadeo Agropecuario
(IMA), afirma que nuevos rubros irrumpen con fuerza en los sectores productivos
de la transístmica, como lo son Boquerón Arriba, Salamanca,
Salamanquita y Sardinilla.
Es importante destacar el aumento de la producción del zapallo,
que en el mercado tiene un precio de 10 dólares el saco y al menudeo,
25 centésimos la libra, que se da en cantidades considerables, posiblemente
por las condiciones especiales del suelo en la región.
Ventajosamente para los productores, los terrenos adyacentes al lago
Madden, reciben luego de secarse parte de éste, los sedimentos, llamados
pampones, que crean balsones de tierra, producto de la erosión, que
los convierten en muy productivos, sin el requerimiento de abonos. Sin embargo,
la satisfacción de una buena cosecha, es producto del trabajo dedicado
y constante de 4 a 5 meses, también de impaciente espera.
Muchos, posiblemente desconocen que la provincia de Colón, es
la primera productora de gengibre, que tiene gran demanda dentro y fuera
del país, pero que inexplicablemente los productores que llevan hasta
40 años en la brega, no han avanzado como grupo y los agroexportadores
se quedan a medias con las exigencias del consumo externo, que se maneja
con las altas y bajas del mercado internacional.
Orgullosamente, señalan nuestros productores, "es tan buena
la semilla del gengibre que se da en Colón, que vienen a buscarla
de otras partes". Y así tenemos que de Chiriquí, Veraguas,
Panamá y las provincias centrales vienen a comprar esta semilla,
quizás para producir el producto, bajo mejores condiciones técnicas.
En otra localidad del corregimiento de Salamanca, conocida como San José,
la llegada de las lluvias, han venido a ser una especie de bendición
para los productores del ají picante, preferentemente de la variedad
llamada habano, que ya se cosecha en cantidades grandes, como un producto
que requiere de mucha agua.
Muy pronto, la mayor parte de la sandía que se consume a nivel
local, estará proveniendo también de esas regiones. El primer
paso hacia esa realidad, lo ha dado el agricultor Inocencio Navas, quien
ha sembrado una hectárea de este producto consumidos por los panameños,
pero altamente degustado por indostanes, chinos, árabes y antillanos.
Por otra parte, nuevas posibilidades de comercialización del coco,
se abren con la firma de un convenio con inversionistas y comerciantes colombianos,
que mensualmente recorrerán con embarcaciones de gran capacidad nuestro
litoral desde la población de Gobea a Belén, a objeto de comprar
toda la fruta a 9 centésimos la unidad, inyectando de economía
estas regiones en donde se producen dos millones de cocos, con un peso aproximado
de una a dos libras y cuarto de peso.
Complace la actividad incrementada del agro, cuando se reitera que la
explosión demográfica de los pueblos requerirá de mayor
volumen de producción, de mejores técnicas y apoyo estatal
para hacerle frente a la demanda de alimentos del hombre y sus animales.


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Orgullosamente, señalan nuestros productores, "es tan buena
la semilla del gengibre que se da en Colón, que vienen a buscarla
de otras partes". Y así tenemos que de Chiriquí, Veraguas,
Panamá y las provincias centrales vienen a comprar esta semilla,
quizás para producir el producto, bajo mejores condiciones técnicas. |

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