Mujeres armadas custodian Panamá
Miriam Vicenta Almanza
Crítica en Línea
Máxima Quintero, es
una agente de seguridad. Sale todos los días de su casa con una amplia
sonrisa a cumplir su jornada de trabajo.
A diferencia de su vecina Ana Estela, quien se desempeña como
secretaria en un consorcio de abogados, Máxima no tiene un escritorio
donde atender llamadas ni hacer relaciones públicas. Su oficina:
la calle o la esquina de un local comercial, de esos que abundan en la ciudad
capital.
Hace quince años tomó la decisión de ser Guardia
de Seguridad, convirtiéndose en una de las primeras mujeres que se
iniciaron en esta carrera, y siendo hoy la de mayor antigüedad de servicio
en el lugar donde labora.
-¿Cómo puede realizar un trabajo donde la muerte ronda
en todo momento?
"Con mucha organización. En este trabajo hay que estar alerta,
pero muy despierto. Cualquier movimiento es sospechoso. Pero me gusta lo
que hago. Me encanta vigilar y cuidar bienes que se han asignado a mi responsabilidad.
Me siento orgullosa de que confíen en mí".
Salir todos los días, a cumplir con un horario rotativo para cuidar
algo que no es propio, es un trabajo que requiere vocación, considera
Máxima.
Las calles de la ciudad capital se han visto envueltas en crímenes
y asaltos, donde muchas veces es un guardia de seguridad el que tiene que
enfrentar a los antisociales.
Y la mujer que se dedica a este oficio ha tenido que hacer uso de sus
conocimientos y destrezas en el manejo de las armas para defender el bien
a su cuidado, y por supuesto, su vida.


|