El cuerpo sigue una serie de ciclos diarios que se llaman "ritmos circadianos" que se originan en el hipotálamo y regulan desde la temperatura corporal, hasta el metabolismo y el sueño.
Los ritmos circadianos en la temperatura corporal es lo que más controla la calidad de tu entrenamiento. Cuando la temperatura es mayor, tus sesiones suelen ser más intensas y al contrario, con una temperatura corporal baja el rendimiento tiende a ser menor.
El cuerpo tiene la temperatura más baja de una a tres horas antes de estar despierto por las mañanas, mientras que en las últimas horas de la tarde tiende a llegar a su pico más alto.
Los estudios muestran que en la mayoría de personas el ejercicio hecho en este momento de la tarde son más efectivos, lográndose una potencia más elevada, menor sensación de fatiga y un tiempo de reacción más rápido. Además, los músculos a estas horas son más flexibles al estar más calientes.
Para determinar tu propio pico de temperatura correspondiente a tus ciclos circadianos, tienes que tomarte la temperatura cada dos horas durante cinco o seis días consecutivos. Podrán haber oscilaciones de hasta un grado y medio a lo largo del día.
Trata de hacer tus entrenamientos en el periodo comprendido en las tres horas previas o las tres posteriores a tu momento de máxima temperatura corporal. Si eres más bien madrugador o si por el contrario tienes tendencias nocturnas, notarás que tu temperatura más alta se acercará más a la mañana o más a la noche.