INQUIETUDES
Problemas domésticos

Antonio Díaz
Crítica en Línea
El diseño de las privatizaciones del país no fueron bien ajustadas y crearon monopolios por los cuales padece el pueblo. No sabemos cómo las autoridades no han procedido contra la propaganda engañosa de que han mejorado los servicios de luz y telefónicos. Los recibos de las tarifas eléctricas demoran en llegar a los usuarios y los del teléfono también. Sin embargo, las encargadas de las ventanillas que cobran esos impuestos, alegan que ellas enviaron la cuenta posteriormente, pero hay que pagar para evitar recargos. Muchas comunidades se quejan de que el servicio eléctrico no alcanza ya a las luminarias de los poblados y en virtud de ello, han aumentado los asaltos por la oscuridad del área. La policía tarda demasiado en llegar a los sitios donde se hace la denuncia de tal ilícito, alegando casi siempre que no tiene transporte, y la falta de unidades de vigilancia. Mientras el país está pendiente del nombramiento de los nuevos ministros y la Sala Quinta, nadie atiende los problemas domésticos que crecen paulatinamente. Los piedreros son una pesadilla que se extiende por la ciudad, pero nadie repara mucho en ellos porque lo consideran un problema de segunda categoría cuando la ciudad se está llenando de estos zombies que empañan la imagen de cualquier ciudad moderna y progresista y que impiden que nuevos inversionistas lleguen al país. Este es un asunto que debiera ser prioridad para los que gobiernan, porque tiene que ver con la salud moral del pueblo. Aparte de ello, en la Nación se están oyendo emisoras de la República de Colombia lo que es una falta de soberanía, precisamente en un año en que se descoloniza totalmente la antigua Zona del Canal. El pueblo debe estar vigilante de que estamos cambiando a los norteamericanos por mexicanos y chinos que han irrumpido en nuestra vida ciudadana a ciencia y paciencia de las autoridades. Es preocupante que todo gire en torno a empresarios de estas nacionalidades, que poco a poco han ido acaparando los grandes negocios de este país, aunque los chinos siempre han manifestado su cooperación agrícola y técnica y eso es menos pecaminoso. Panamá, en las postrimerías del milenio, debe cambiar. Debe adoptar una nueva actitud de ser menos indolente y negligente. Debemos evolucionar como pueblo con una nueva mentalidad, como propulsar el ahorro y ser puntuales en las citas. Debemos desterrar de nuestra vida ciudadana aquello de "hora panameña" porque eso nos retrata de cuerpo entero de cómo es nuestra idiosincrasia. El país tiene que enrumbarse por senderos positivos y se debe propugnar por un gobierno de auténtica unidad nacional contando con elementos capaces y de buena voluntad. El país no resiste más la politiquería ni los hechos que se dieron cuando se aprobó la Sala Quinta en que muchos políticos mostraron el cobre con sus actuaciones. La politiquería debe quedar atrás porque eso nos atrasa como nación. El gobierno debe quedarse tranquilo y no empañar más su actuación con la propuesta Ley de Prensa que un día se sale con una cosa y mañana con otra. Eso no es serio Señor Presidente. Respete a los periodistas que la opinión pública se refleja en la prensa.
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