Pobreza obliga a niños trabajar en las calles

Carlos Estrada
Crítica en Línea
La pobreza es la causa primaria por la que niños y adolescentes realizan actividades de supervivencia en las principales calles del país, integrándose de esta manera al mercado de trabajo formal e informal. Esta situación lamentablemente obliga a estos infantes a tener que abandonar la escuela desde muy temprana edad, incluso antes de haber terminado la enseñanza primaria. Las cifras demuestran que alrededor del 48% de los niños que trabajan en las calles son menores de 12 años y el 88% pertenece al sexo masculino. Los lugares donde más se detectó la presencia de esto "pequeños trabajadores" son las áreas del Mercado de Abasto con 36%, las zonas comerciales de Calidonia con 16% y El Dorado con 3%, en la vía Transístmica cerca de 4%, en Vía España con el 1%, Paitilla con 3% y Vía Argentina con un 2% de incidencia. Un estudio realizado por la Fundación Casa Esperanza demuestra que el 43% de los niños que económicamente generan ingresos se dedican a la venta de diversos artículos, el 23% se ocupa en actividades de servicio como lo son la limpieza de zapatos y automóviles, penosamente el 14% se dedica a la recolección de materiales reciclables y el restante 9% de dedica a la mendicidad. Su situación escolar no es más reconfortante y este estudio reflejó que existe un desfase entre su edad y su nivel escolar el cual suma un 49%. Para la ayuda de estos infortunados, a quienes su posición de pobreza los ha ubicado en un renglón de mucha necesidad, Casa Esperanza cuenta con 2 Centros de Atención de niños de la Calle, 3 Cedes de Prevención y una Granja de Agricultura que ofrecen un intenso plan para la orientación familiar, alimentación de los niños y servicios médicos. Con estos programas Casa Esperanza ha logrado beneficiar cerca de 953 niños y adolescentes, además han logrado disminuir la desnutrición de un 33% en 1996 a un 2% hasta el año pasado, repartiendo más de 112,896 comidas y suplementos vitamínicos. Para estos casos se requiere una verdadera capacitación de los padres de estos niños, guiándoles y orientándolos hacia programas de educación y alfabetización que en la mayoría de los casos es la nota característica del problema social.
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