Su Santidad Juan Pablo II inició su visita por América, haciendo su primera escala en Toronto (Canadá) para participar en la Jornada de la Juventud, la cual duplicó las expectativas de la concurrencia, de los jóvenes católicos de todo el mundo.
Su Santidad, fundó esta actividad en 1985, la cual deja planteado un rumbo revolucionario al proclamar ante la multitudinaria concentración, que hay que luchar por la Civilización del Amor.
Este concepto se proclama en momentos en los cuales el mundo está viviendo una violencia terrible, en especial la terrorista, que inclusive utiliza a los niños para los actos criminales, desnaturalizando todo sentido humano.
El Papa en este recorrido fijó el futuro de la Iglesia hacia este continente, haciendo justicia a los indígenas y los laicos, al viajar a Guatemala para declarar al hermano Pedro de San José Betancur como apóstol de los indígenas y los esclavos" de la cultura maya quiché, y en México al indígena Juan Diego, que vio a la virgen de Guadalupe. Juan Pablo II intuye que el futuro de la fe Católica está en nuestra región y quiere dejar consolidada esa fe.
Su grito por la revolución contra el odio y la mala fe tiene un gran significado, no busca las Naciones Unidas ni los presidentes del mundo, busca sembrar esta semilla en los adolescentes, que sueñan despiertos. El Sumo Pontífice logra un milagro en estos tiempos, al reunir a tanta gente joven, por una semana, en torno a la palabra de Dios. |