CRIMENES FAMOSOS Identidad equivocada
Redaccion
Crítica en Línea
El 28 de marzo de 1978, Fred Ery, de 26 años, copropietario de Andy’s Carry Out en Perrysburg, Ohio, estaba charlando con una cliente. Eran las 9:30 de la noche y todo estaba tranquilo. Debra Koehler era la única cliente en la tienda. Estaba frente a Fred con la espalda hacia la puerta. La amigable conversación fue interrumpida por un hombre que irrumpió por la puerta blandiendo una escopeta recortada. El asaltante, que usaba una chaqueta deportiva azul y una máscara de esquí, era un individuo alto y rubio. Sonó un disparo. Fred cayó al suelo mientras el enmascarado escapaba por la puerta. John Bondelier fue el primer oficial de policía en la escena. Fred estaba gravemente herido. La sangre se extendía sobre el piso del autoservicio mientras Bondelier sostenía la cabeza del hombre herido en su regazo. Le pregunté a Fred si conocía al asaltante. Fred murmuró, “Se parecía a Buzz, pero no podría haber sido él”. La policía hizo preguntas alrededor de la ciudad y pronto se enteró que un hombre llamado Floyd Fay, quien había sido un cliente ocasional de Andy´s Carry-Out, tenía el sobrenombre de Buzz. Inmediatamente se convirtió en el primer sospechoso del tiroteo. Buzz Fay fue localizado a unas pocas horas del asalto. Estaba dormido en su casa rodante cuando el teléfono sonó a las 4:00 de la mañana. Algún chiflado, pensó Buzz, estaba diciéndole en la otra punta de la línea que su casa estaba rodeado por la policía. Medio dormido, supuso que alguien le estaba jugando una broma pesada o que un borracho había elegido al azar su número en la guía telefónica. Colgó bruscamente el teléfono. Este volvió a sonar. Esta vez Buzz estaba despierto y se dio cuenta perfectamente que no era una broma. Un oficial de policía le ordenó que saliera de la casa con las manos encima de su cabeza. Buzz Fay, de 26 años, un robusto rubio de 1,85m. se despabiló, se vistió y salió de la casa. Cuatro oficiales de policía con las armas desenfundadas lo estaban esperando. Después de detenerlo, los oficiales procedieron a revisar su casa. Buzz no tenía idea de lo que estaban buscando. Fuera lo que fuera no lo encontraron. Los rumores alrededor de la estación de policía eran que Fred había identificado a su asesino mientras yacía en el suelo moribundo. Su declaración: “Se parecía a Buzz, pero no podría haber sido él”, se había ido acortando al repetirse. Ahora se decía como, “Buzz lo hizo”. Un chequeo de los antecedentes de Buzz fue desalentador. Era un carpintero de alguna reputación y estaba muy bien considerado por su empleador.. Se encontró una chaqueta deportiva en la casa rodante de Buzz. Fue colocada en un perchero con otras chaquetas. Debra Koehler dijo que recordaría la chaqueta del asesino si la viera de nuevo. Eligió dos chaquetas que pensaba eran similares a las del asesino. Ninguna de ellas era la que habían traído de la casa de Buzz. En resumen, la policía no había reunido un caso muy fuerte contra Buzz y lo sabía. Cuando la fiscalía le ofreció un trato, Buzz lo aceptó de inmediato. Se sometería a una prueba con el detector de mentiras, conducida por el Estado. Si ésta indicaba que estaba diciendo la verdad, los cargos serían retirados. Si indicaba que estaba mintiendo, se realizaría otra prueba conducida por un operador privado independiente. Si la prueba con el operador independiente difiriera de la del Estado, ninguna de ellas sería usada en el juicio. Pobre Buzz, estaba ansioso de hacer la prueba. Usted verá, él sabía que era inocente, así que no tenía el menor temor. La pesadilla pronto acabaría. Buzz falló en las dos pruebas con el detector de mentiras del Estado. El 11 de agosto de 1978, Buzz fue encontrado culpable de asesinato agravado, el equivalente a asesinato en primer grado en la mayoría de los estados. Por pura suerte, sólo un mes antes, la Suprema Corte de los Estados Unidos había declarado inconstitucional el estatuto de la pena de muerte en Ohio. Buzz fue sentenciado a cadena perpetua. En la prisión, Buzz se puso a trabajar, intentando probar su inocencia. Obtuvo los gráficos de las dos pruebas del detector de mentiras y las envió a cuatro de los expertos más renombrados del país. Todos estuvieron de acuerdo en que ninguna de las dos pruebas demostraba que Buzz estuviera mintiendo. Además, todos concordaron en que las pruebas habían sido conducidas en forma incompetente. A causa de que las pruebas eran defectuosas, los expertos estuvieron de acuerdo en que el jurado no debería haber sido informado de las pruebas o sus resultados. Había tan poca evidencia en su contra que, sin el resultado de las pruebas, es muy posible que Buzz nunca hubiera sido sometido a juicio. Con la ayuda de un defensor público, Buzz apeló sin èxito. Cuatro meses más tarde la Suprema Corte de Ohio se rehusó a oír su caso. En medio de las batallas legales de Buzz, su abogado fue visitado por un hombre llamado James Sharp, que tenía toda una historia para contar. Un antiguo amigo, Clifford Markland, había sido el vigía en el asesinato de Ery. A Sharp no podía importarle menos que un inocente estuviera cumpliendo una condena por asesinato. Lo que él quería era desquitarse con Markland, porque su ex-esposa estaba ahora viviendo con Markland. Sharp hasta presentó una grabación que él había tomado secretamente de la madre de Markland en la que ésta admitía que su hijo y dos hombres más habían estado en el asesinato de Ery. El abogado de Buzz averiguó sobre Markland. Se enteró que Markland era un asaltante de poca monta. Su amigo, Ted Goodman había sido el conductor del auto para la huida y un rubio y fornido matón, William Quinn, había apretado el gatillo. Esta nueva evidencia fue presentada al fiscal apropiado, quien se dio cuenta que había tenido lugar un error de la justicia. Quinn fue fácilmente localizado. Estaba cumpliendo una pena en prisión bajo una acusación de drogas. Todos los concernientes al caso quedaron sorprendidos por su asombroso parecido con Buzz Fay. Goodman fue rastreado hasta el Ejército de los EE.UU. en Alemania. El Fiscal del condado, acompañado por un detective voló a Alemania e hizo un trato con Goodman. Se le ofreció inmunidad de la fiscalía a cambio de su testimonio. El confirmó que Quinn había sido quien disparara y Markland el vigía, Estos se declararon culpables y fueron sentenciados a un mínimo de 15 años y un máximo de cadena perpetua.
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