El presidente de la Asamblea, Pedro Miguel González, volvió ayer a denunciar el estado de debilidad institucional en que se encuentra el Órgano Legislativo desde el año 2001, cuando la administración de la ex presidenta Mireya Moscoso lo doblegó a la voluntad del Órgano Ejecutivo.
Indicó que ni la reforma constitucional que promovió su partido PRD, por medio de dos Asambleas en el 2004, corrigió los vicios que involucra someter al Legislativo a los designios y migajas del Órgano Ejecutivo.
Para el jefe del Legislativo, cada una de las reformas constitucionales promovidas después de 1946 han sido impulsadas para desmejorar las facultades de la Asamblea de Diputados como órgano estatal, que cumple funciones administrativas, judiciales y de apoyo a la comunidad.
González ha sido un defensor de la tesis de que la Asamblea Nacional de Diputados debe recobrar su facultad de estructurar su presupuesto de inversiones y restablecer un mecanismo similar a las asignaciones presupuestarias para los diputados conocidas como: partidas circuitales.