Tenía poco más de 50 años cuando una mano siniestra le cortó la vida. Su enorme cuerpo de unas 120 libras, fue despedazado.
Ella pertenecía a una de las especies de reptil más codiciados por su carne, huevos y caparazón: la tortuga carey.
Según un informe de prensa de la PTJ, el crimen ecológico se registró en la playa Bluff, en la isla de Bocas del Toro.
Por el delito fueron aprehendidos tres ciudadanos identificados como Frank, de 43 años, "Chichi", de 18, y Ronald, de 20.
El informe reveló que un grupo conservacionista de tortugas denunciaron que los sospechosos cometieron del delito cuando el animal llegó a desovar a unos 150 metros del vivero que mantienen para la conservación, cuidado y reproducción de todas las especies de tortugas que llegan en esta época de veda a la playa en referencia.
Según informes, el animal sacrificado era parte del grupo de control que los conservacionistas monitorean en la isla, ya que la tortuga tenía una placa de control y vigilancia desde hacía siete años.
Los sindicados fueron puestos a órdenes del Personero de Bocas del Toro Isla. Confesaron el delito.
EN PELIGRO
La tortuga carey (Eretmochelys imbricata) es una de las seis especies de tortuga y sus poblaciones se han visto y se ven afectadas por una amplia serie de amenazas.