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Tomar tiempo en este momento para defender lo indefendible, como la denominada "Ley Chorizo" es un "harakiri político" a largo plazo para los integrantes del Gobierno del presidente Ricardo Martinelli y para cualquier diputado de esta tendencia.
Para nadie es un secreto que la funesta ley es la responsable del bajón en la popularidad de la imagen del hombre de los "zapatos deportivos". ¿Entonces, por qué mantenerse en un error que hace daño?
Lo sensato sería eliminar, en su totalidad, el referido "entuerto legislativo" y establecer un diálogo entre todos los sectores. Si la ley es buena no debe existir temor de que la misma sufra modificaciones que la enriquezcan.
La intransigencia mostrada de los personeros y diputados oficialistas, está echando por tierra grandes iniciativas como 100 a los 70 y las becas universales, para defender lo que podría ser el primer clavo del ataúd de la gente del "Crazy Team".
El instante político es propicio, para realizar una reingeniería del trabajo realizado, para valorar lo bueno, lo malo y lo feo de este primer año de administración, no sólo para señalar posibles responsables y aceptar que se han cometido errores. ¡Hay que volver a hacer las cosas bien!
"No se vale ensuciar el agua", de los ambientalistas, organizaciones sindicales, gremios magisteriales, periodistas, estudiantes y los que disienten con el Gobierno, sin antes verificar que el agua del río oficialista esté clara y transparente.
"No se vale ensuciar el agua", cuando se abanican en el país denuncias de supuestos actos de corrupción en el MIDES, MEDUCA, FIS, Tránsito y Transporte Terrestre, Asamblea Nacional y la ANAM.
Pero hay buenas noticias, las cosas pueden cambiar si el Gobierno retoma lo que dejó olvidado en la campaña, cumple sus promesas y, eventualmente, se da un baño de pueblo como en el pasado.
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