El Instituto Nacional de Agricultura (INA) puede convertirse en la tabla de salvación de muchos panameños cuya única herramienta para progresar es la tierra.
Al parecer la nueva admistración esta viendo con luces largas esta posibilidad y ha dado muestra de la necesidad de invertir en esta institución educativa que forma a jóvenes humilde de todo el país en el aprovechamiento del tierra, aspecto que en el nuestro sido olvidado por años y que hoy exige un significativo apoyo, pues hoy nos damos cuenta que en la tierra están las soluciones de muchos de los problemas que historicamente afectan no solo al campesino, sino también al citadino.
Por ello vemos con buenos ojos el otorgamiento por parte de gobierno de una serie de beneficios al primer plantel agropecuario del país en la que sobresalen una orden para la construcción de infraestructuras como un matedero avícola, restauración de edificios y dormitorios por un monto de B/.219 mil y B/. 138 mil para la compra de equipo.
Esperemos que esta atenciones al sector siga siendo una realidad y que al final de esta gestión se pueda ver un beneficio popular y no sólo la obligación de cumplir con una promesa electoral.
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