Las quejas del hoy fenecido funcionario de fiscalización aduanera no fueron atendidas por las autoridades y el mismo fue ejecutado por el hampa en cumplimiento de su deber, y posteriormente las autoridades de seguridad, con sus reacciones tardías, hacen alarde de la posterior captura del simple mensajero de los delincuentes organizados.
Estos menores, al igual que el sujeto responsable por el asesinato del Director de Fiscalización Aduanera de Colón, son los mismos delincuentes que por años atemorizan a la sociedad panameña con sus constantes luchas pandilleras en las calles donde se disputan el control de los territorios. Desde luego se dedican a prestar sus servicios al crimen organizado.
Estos matones a sueldo, no forman parte integral de las organizaciones criminales, sólo son contratados para la ejecución. Los directores de las organizaciones criminales por lo general suelen contratar a personas fuera del país para que ejecuten a las víctimas escogidas, pero en algunas ocasiones recurren a los propios nacionales tal como es el caso que nos ocupa.
Advierto desde ya, que la manera como las investigaciones se adelantan por parte de nuestras autoridades, sólo conducirán a un callejón sin salida, al divulgar la captura del presunto homicida, brazo ejecutor del crimen organizado y la oferta ofrecida en dicho contrato sólo contribuirá a obstaculizar todo intento de descubrir y capturar a los autores intelectuales de dicho crimen. Los delincuentes organizados no se arriesgan jamás a ser sorprendidos. Son muy capaces de poner un contrato sobre la vida del criminal detenido y así asesinar a dicho delincuente dentro de las mismas celdas donde se encuentra detenido y nunca jamás daríamos con los verdaderos responsables, propietarios de la droga ilícita previamente confiscada.
A continuación presentamos un perfil de los menores asesinos, ahora convertidos en brazos ejecutores del crimen organizado:
Están bien adiestrados en el manejo de armas de fuego. Son fríos y calculadores y no manifiestan temor ni respeto a las autoridades. Son fuertes y veloces y portan casi siempre una sonrisa fingida. Son muy observadores y detallistas, de pocas palabras, no opinan sobre nada. Son capaces de asesinar a sus propios padres y compañeros por una suma de dinero. Se divierten y gozan a expensas del sufrimiento de sus víctimas. Conocen a pleno sus derechos legales y saben que jamás en nuestro país se les aplicará un castigo acorde con sus crímenes .
Igualmente cabe señalar que estos menores se encuentran por años amparados y protegidos por instituciones tales como el Ministerio de Juventud y el Tribunal Tutelar de Menores. |