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Ese es el peor tipo de persona: la que está al día para censurar las obras ajenas, esos que se convierten con facilidad en críticos presumidos, malignos, que lo hacen por el puro placer de empequeñecer los logros de los demás, como única manera de elevarse ellos o ellas un poco. Nada peor para el engrandecimiento de un proyecto o idea; de una empresa, pequeña o grande; de un país, ya sea del primero, segundo o tercer mundo.
Los murmuradores o "zoilos", no hacen nada, y se la pasan criticando a quienes sí hacen, a quienes sí construyen y levantan proyectos. Este tipo de gente debe ser alejado de las personas que sí son trabajadoras. Porque bajan la moral, entorpecen los avances de programas, que de por sí traen consigo sus dificultades.
Deben ser aisladas porque dañan, vejan, enmohecen. Cuando nos encontremos en el camino a ese criticón destructivo, crucemos de acera, cerremos las puertas, evitemos escucharle y que mire dentro de nuestras casas y oficinas, porque dañará todo lo que toque.
Por el contrario, demos cabida a todo aquel optimista, que sabe aportar para enriquecer las ideas, que no sólo se limita a rumorar y desmoronar proyectos, si no que también trabaja, pone el hombro, lucha y suda con el equipo para echar hacia delante el carro.
Si encontramos a este tipo de persona positiva, démosle cancha para que se realice, para ayude a la empresa a mejorar. Al que dice siempre "No", echémosle al vertedero; al positivo, la bienvenida sea dada. |
