Hay verdades que nos dicen y pasado el tiempo llegan a convertirse en realidad.
Tal vez el sentido visionario de estas personas o sólo su experiencia, los lleva a acertar en sus predicciones.
Hace varios años, don Roger Patiño, propulsor en la construcción de la autopista Chiriquí-Panamá y otros importantes proyectos, me conversó en torno al discutido camino del Sendero Los Quetzales, en el volcán Barú. Dijo que con el pasar de los años la necesidad del poblado por expandirse hacia nuevas tierras lo haría desaparecer.
Yo lo miré y enfática le dije que no creía que esto pudiera suceder, porque la misma población tenía que proteger este valioso recurso natural. Que no era posible que se luchara tanto por el Sendero para finalmente dañarlo.
Pero la experiencia en ocasiones triunfa sobre el idealismo. Hoy los boqueteños tienen que enfrentar esta verdad. El área protegida que forma parte del Parque La Amistad se ve en creciente amenaza de colonización.
Los reportes sobre este hecho lo denuncian los conservacionistas y otras voces preocupadas por una naturaleza sana, a pesar de que existe otra ruta de acceso.
En otras verdades, la industria reforestadora hizo eco en algunos propietarios de tierras con bajo rendimiento para la ganadería.
Convirtieron estos terrenos en las bases de las empresas nacionales y extranjeras que invirtieron en maderas para reforestar. Sobre este negocio eran pocos los que creían en que pudiera tener futuro. Más se convirtió en un floreciente negocio en zonas como Chiriquí y Penonomé, donde se observan grandes extensiones de árboles para reforestación.
Por eso ahora, cuando escucho algunos argumentos sobre temas difíciles o con pocas posibilidades de convertirse en verdades, como el de producir energía eléctrica usando la fuerza del aire (Energía Eólica) con enormes abanicos, no les resto importancia porque no vaya a ser que el día de mañana... ¡sean la sorpresa de la época!
