EDITORIAL
Asesinos al volante
Hasta cuándo se enterrarán los muertos que dejan los llamados "diablos rojos" en Panamá? Ya las calles citadinas no son seguras cuando esos monstruos con ruedas se apoderan de los carriles en abierta competencia con sus colegas del volante. Ayer no más se registraron tres atropellos dejando una víctima fatal, otra se debate entre la vida y la muerte y un tercero se encuentra en estado delicado. Y los atacantes son igualmente, tres conductores de autobuses.
Las embestidas por los "diablos rojos" no tienen horario. Igual lo hacen al amanecer, al mediodía y al anochecer. Hablar de estadísticas no resolvería el asunto, sino profundizar en las muertes per se y los correctivos que se toman al respecto.
El problema es serio. La memoria del panameño debe ser lúcida constantemente, pues al recuerdo deberían venir los debates que se dieron por la demanda millonaria para supuestamente acondicionar los medios de transportes colectivos y ofrecer un mejor servicio al usuario, pero resulta que hoy día, ellos, los dueños de buses consiguieron aumentar el pasaje, pero igual sigue el mal servicio y encima de eso, pareciera que mejoraron las maquinarias, pero para acabar con la vida de los usuarios, a quienes embisten en las paradas, aceras y líneas de seguridad. El respeto por el peatón se perdió.
Las regatas son cosa del "pan de cada día", cuando los conductores se pelean entre ellos por "recoger un cuara" más que el otro.
Los abusos del transporte colectivo tienen data viejísima. Empezaron con las discotecas dentro de los mismos, llevando a todo volumen sus equipos de sonido, costumbres que persisten pese a que supuestamente era un "malestar", que se eliminaría con la nueva política del servicio mejorado.
Pero de todos los malestares que traen consigo los llamados "diablos-rojos", con las regatas con sus consabidos desastres fatales.
La pregunta de la ciudadanía es ¿qué hacen las autoridades para contrarrestar el problema? Los resultados indican que las sanciones con multas económicas pareciera que no son factibles, pues los infractores son reincidentes.
Debería haber una sanción enérgica de parte de las autoridades para los transgresores como la suspensión de vida de la licencia a los asesinos al volante.
Además, los dueños de buses, se comprometieron a no usar troneras, y las usan; a no tener discotecas en los buses, y las tienen; a uniformar los colores en las rutas, y no lo han hecho; a no saturar el bus con pasajeros, y lo rellenan. En fin, la lista de incumplimiento es grande. Pero lo más lamentable, es que muchos de los conductores no son aptos para estar tras un volante, y sin embargo, ahí están.
Tal vez una política de policías que patrullen no sólo en días estratégicos como fines de semana en quincena, pues aparentemente ya no hay distinción entre días de semana y de fiesta para que los conductores de buses anden como "alma que lleva el diablo" por las estrechas calles de Panamá.
¿Hasta cuándo, los panameños seguirán muriendo arrollada por los "Diablos rojos"? Auxilio
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