Estamos en tiempo de campaña política. Todavía faltan casi 9 meses para que tengamos que pararnos frente a una urna para votar por los candidatos de nuestra predilección, pero hace rato que estos candidatos están moviéndose.
Ya sabemos lo que esto significa: letreros con caras de políticos conocidos y desconocidos en cada poste, árbol y muro en las calles, comerciales proselitistas invadiendo nuestros ojos y oídos tanto en radio como televisión, repartidera de banderitas, regaladera de bolsas de comida, bloques de construcción y becas universitarias. Y en última instancia, recibir la visita inesperada a nuestras casas de políticos que nunca han hecho nada por nosotros y que ahora vienen a pedirnos nuestro apoyo.
Ese sería un buen momento como ciudadanos, para preguntarles a estos perredistas, panameñistas, molirenas, populares y de otras denominaciones, qué rayos han hecho por mejorar las condiciones de vida de las comunidades en las que viven (o que recientemente se han mudado). Esto vale tanto para los que hoy están en el gobierno, como para los que ocuparon puestos en la administración anterior.
¿Por qué hay que hacerles esta pregunta? Porque hoy en día, la canasta básica está casi el doble de cara, la educación está peor que nunca, la gasolina casi no se puede comprar, el transporte colectivo mata gente dentro y fuera de los buses, y los maleantes se toman las calles del país.
¿Cómo es posible que tengan la cara para pedirnos el voto, sin siquiera darnos una explicación coherente de cómo van a hacer para atender las prioridades del pueblo?
De hecho, muchos de estos candidatos pregonan cambio, cuando en realidad representan más de lo mismo. Incluso, son más bien parte del problema que de la solución, porque solo nos quieren utilizar para encontrar o reencontrarse con el poder. Luego de eso, ¡sálvese quien pueda!
